ed 09/2013 : caiman.de

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[art_1] España: Don Carmelo y Cayetana en el Camino de Santiago
Etapa Décimo: Por la Rioja central a Nájera
Etapas: [10] [9] [8] [7] [6] [5] [4] [3] [2] [1]
 
26. de Agosto de 2012. A las 6.15 horas de la mañana. No hace falta mencionar que resulta una tarea complicada despertar a mi acompañante Cayetana esta mañana de domingo al amanecer para empezar a caminar. La buena botella de Rioja que había tomado anoche habrá causado algo de resaca, pero hay otra razón que explica su mal humor al levantarse. Es que se quedaba la mitad de la noche despierta, esperando un mensaje del adorado camarero moreno de la Calle Laurel a quien dejó el número de su móvil. La verdad es la chica está insoportable durante toda la mañana. Sin embargo, aparte de sus "penas de amor", el día promete ser magnífico: hace tiempo soleado y templado, ya no tan caluroso como ayer antes de la tormenta, y ahora al salir el sol caminamos por el parque municipal de Logroño, acompañados por un concierto matutinal gratuito, ofrecido por los pájaros. Cayetana ni siquiera mira la salida del sol, ni tampoco la bonita alameda de cipreses, por la que el Camino nos guía al abandonar la capital de la Rioja, ni las riberas del pantano. Durante hora y media, me sigue a cierta distancia, con la mirada sólo dirigida al suelo, sin decir palabra alguna.



Durante horas seguimos caminando por los viñedos de la Rioja, pasamos al lado de puertas que llevan nombres de bodegas famosas. Cuando finalmente aparece la colina de Navarrete en el horizonte, un grito de Cayetana rompe de repente el solemne silencio dominical: "Ahora ya hemos caminado trece kilómetros, sin tomar ni siquiera un café!!" Tiene razón. Al partir de Logroño, todo estaba cerrado a esa hora tan temprana y desde entonces sólo hemos visto cipreses y viñedos, pero ningún pueblo con un bar para tomar algo.

Intento calmar mi andaluza rebelde y le prometo que en Navarrete casi seguro vayamos a encontrar un Café abierto. En ese lugar central de la Rioja nos reciben con toque de campanas que anuncian la misa. La inmensa Iglesia renacentista de la Anunciación, la que casi tiene dimensiones de una Catedral, según dicen es una obra de Juan de Herrera, arquitecto del Escorial. Entramos en el templo donde los fieles están esperando el comienzo de la misa. Llenos de asombro contemplamos el gigantesco retablo mayor dorado del Barroco, que domina todo el coro de la iglesia.

Lamentablemente, todas mis fotos de esa maravilla han salido movidas – ¿quizás debida a la falta de cofeína que notaba aquella mañana? Cuando la comunidad de los fieles se levanta y el párroco sube al púlpito para empezar la celebración de la misa dominical, Cayetana huye a la desbandada, susurrándome al salir que de ningún modo podría soportar toda una misa entera sin haber comido ná.

Como tengo que cuidarla, le sigo a ella por la calleja principal de Navarrete. No encontramos ningún bar abierto, sólo silencio y tranquilidad. La única opción parece entrar en un hotel de lujo al lado del Camino, dentro habrá también un Café, pero el orgullo comunista de Cayetana le prohibe visitar tal lugar. "Antes prefiero morirme de hambre en el Camino para que luego me declaren Santa!" proclama decididamente y con el dramatismo que tanto le gusta. Un poco más tarde estamos de nuevo rodeados de viñedos y caminamos dirección a Nájera. Ningún café, ningún bocadillo o cruasán. Sólo agua, un par de almendras y albaricoques secos. Cayetana ahora va por delante, acelerando su paso por pura rabia. Cuando finalmente consigo adelantarme, me asusto un poco al mirar la expresión de su rostro. Se abre paso por los viñedos inocentes mostrando su mirada de loca homicida: "Nadie me quiere y yo no quiero a nadie!" Sería muy arriesgada en esa situación dirigirle la palabra.

"Buen Camino, jóvenes peregrinos!", como una aparición, con esas palabras sale de repente un abuelo que parece tener cien años de los viñedos. Con la izquierda se apoya en un bastón, con la derecha nos ofrece un racimo de uvas a cada uno. Nos ruega que pensemos en él un momento al rezar delante de la tumba del Apóstol en Santiago.



Le agradecemos las uvas deliciosas y Cayetana comenta que tiene mucha suerte, ya que le pertenecen unos viñedos tan bonitos. "Esas viñas en realidad no son mías", responde el viejo al seguir su camino. Vuelve la cabeza con una sonrisa y haciendo guiños, se despide susurrando: "Digamos que esas uvas son de la viña del Señor..."

Cayetana, la boca todavía llena de uvas como si fuera Nochevieja, muestra por primera vez buen humor desde que nos hayamos levantado hoy y comenta riéndose: "Que chulo, este viejo! Toma uvas de la viña de su vecino y las regala a los peregrinos que le incluyen en sus oraciones…" Después de haber disfrutado de las uvas "de la viña del Señor", finalmente a la hora de la Siesta llegamos a Nájera, habiendo caminado 31 kilómetros. Nájera fue la residencia de la dinastía de Reyes de Navarra, aunque hoy parezca más bien un gran pueblo monumental en el corazón de la Rioja.



Atravesamos el puente, un par de minutos más tarde estamos ante el mausoleo monumental de los Reyes de Navarra, el Monasterio de Santa María la Real. La parte más famosa del complejo arquitectónico es el claustro maravilloso. Entramos en un jardín del paraíso enmarcado por arcos góticos, pero decorados por volutas entrelazadas de piedra, las que serían impensable sin cierta influencia árabe. Este claustro, algo similar al de Batalha en Portugal, fue construido en el año 1518 en estilo plateresco para completar el Monasterio monumental.



Quedamos asombrados al contemplar los tesoros de la iglesia edificada hacia 1420, siendo una ampliación de un templo pequeño y más antiguo que a su vez encerraba una cueva. La cueva todavía forma parte de ese edificio sacro y aquí nos espera la estatua románica de una Virgen, según la leyenda encontrada aquí mismo por el Rey de Navarra en el Siglo XI. A esa Virgen milagrosa se debe el origen del Monasterio de Nájera. Delante de la estatua han puesto una vela roja y otra verde. Por ello, Cayetana la bautiza espontáneamente la "Virgen del Semáforo". Todo en ese templo lleno de obras de arte es impresionante y digno de la dinastía real que lo fundó: el retablo mayor barroco que data de 1690, las bóvedas góticas, la cueva en medio del templo, los numerosos sarcófagos ricamente decorados, los que guardan los restos mortales de la familia real de Navarra.



"Es que al ver tantos sepulcros me entra una depre – tengo que salir ahora mismo!" – con esas palabras, Cayetana de repente se despide de mí, dejándome solo entre todos los sarcófagos llenos de muertos, huyendo para buscar la luz del día. Por su escape, ella se pierde la parte más espectacular – después del claustro: subir al coro alto del templo donde sorprende una magnífica sillería tallada antes del año 1500.



Lleno de arte, muestra muchos detalles singulares: cabezas que representan simbólicamente distintas razas, santos que tienen bubones de peste, rostros de madera que sacan la lengua al visitante, una Virgen con un Niño Jesús con rasgos africanos.



Y la subida ya vale la pena tan sólo para disfrutar de una vista espectacular a las tres naves del templo desde arriba. Por momentos uno se puede sentir como en el Cielo – hasta que la guía nos despierte de la contemplación, pidiendo que bajemos todos por la escalera de caracol.





Fuera tengo que buscar un poquito a Cayetana hasta encontrarla en la ribera del río, tomando el sol y llamando la atención de la juventud masculina del pueblo al llevar su bikini de color púrpura y sin demasiada tela. Le digo que hay que buscar urgentemente una cama para la noche. Ya no quedan muchas opciones. Después de encontrar dos albuerges privados ya completos, al final entramos en la inmensa sala de casi cien camas del albergue municpal de peregrinos. Nos dan los números 90 y 91. Al descubrir la cola para los servicios Cayetana se asusta un poco y me temo que vuelva su mal humor de esta mañana. Así que me precipito para invitarla a cenar y tenemos la suerte de encontrar un lugar donde nos sirven una carrillada deliciosa.



Ya en el Siglo XV un peregrino alemán, al pasar por Nájera escribió: "Las mujeres de los albergues gritan mucho, pero las raciones de comida son abundantes." Lo podemos subrayar nosotros también, ya que en "Los Panales" nos sirvieron uno de mejores menús de peregrino de todo el Camino, y contentos regresamos a nuestro enorme dormitorio. Al final hemos dormido sorprendentemente bien en Nájera. Cayetana, eso sí, al despertar me cuenta que ha tenido una pesadilla: caminaba de noche por una cueva oscura de vampiros y tenía que pasar por un pasillo de cientos sepulcros de niños, en los que dormían cientos de pequeños príncipes con dientes de vampiros, a punto de levantarse para perseguirla.

Texto + Fotos: Berthold Volberg

Recomandaciones y Enlaces:
www.bodegasbaigorri.com

Etapa de Logroño hasta Nájera: 31 kilómetros

Alojamiento en Nájera:
Albergue municipal de peregrinos, Plaza de Santiago 90, después de atravesar el puente, siguiendo la calle de la ribera, a la izquierda, Tel. 941-360675. Cama: donativo. Sala muy grande con casi 100 camas, pocos lavabos y duchas al considerar el número de camas. Pero ambiente amable y fraternal.

Albergue privado de peregrinos "Puerta Nájera", Calle Carmen 4, Tel. 941-896009: nuevo y confortable, lavadora y secadora. cama 10 Euros

Gastronomía en Nájera:
Recomendable: Restaurante "Los Panales", Calle Mayor: menú de peregrino botella de Rioja incluído: 12 Euros, muy bueno y raciones grandes (p. ej. puchero de Chorizo con patatas, Carillada, yogur con miel)

Casi enfrente: "La Taberna de Manú": Bodega que ofrece buenos vinos a buen precio, p. ej. Rioja Viña Berneda

Iglesias
Iglesia Santa María Asunción, Navarrete: abierta: sólo a la hora de la misa, más o menos 11.30 – 13.30 y 18.00 – 20.00 horas
http://es.wikipedia.org/

Monasterio de Santa María la Real, Nájera: martes - sábado. 10.00 – 13.00 y 16.00 – 19.00 horas, Lunes cerrado, Domingo 10.00 – 12.30 y 16.00 – 18.00 horas. Entrada: 3 Euros

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