caiman.de 03/2015

[art_1] España: Don Carmelo y Cayetana en el Camino de Santiago
Capítulo Veintiocho: un bosque de brujas y un templario moreno
Etapas: [28] [27] [26] [25] [24] [23] [22] [21] [20] [19] [18] [17] [16] [15] [14] [13] [12] [11] [10] [9] [8] [7] [6] [5] [4] [3] [2] [1]
 
29 de Junio de 2013. Hoy ya estamos listos muy temprano, a las 6 de la mañana ya nos encontramos en la calle y con el albergue de Ventas de Narón al fondo. Como el sol todavía no ha salido, damos los primeros pasos a oscuras en las sendas por campos y bosques gallegos. Un poco más tarde tenemos el privilegio de contemplar la más bella subida del sol de todo nuestro Camino. Como una bola de fuego aparece el sol detrás de los bosuqes tenebrosos, como un abanico se despliegan sus rayos de luz e iluminan los velos de niebla de Galicia, los valles verdes y colinas coronadas por bosques, los que se revelan como sombras vagas, antes de aparecer claramente.

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Un concierto de cantos de pájaros (y algún y otro ladrido de los perros) acompaña la subida del sol. Esta mañana, mi joven compañera Cayetana se ha levantado con buen humor y camina alegremente, iluminada por la luz rojiza del sol saliente, por alamedas de robles centenarios y sendas enmarcadas por muros de granito.

Poco antes de llegar a Ligonde hay que pasar por delante de una finca aislada. Desde lejos ya oímos ladrido de un perro y observamos con un miedo creciente, como un perro-lobo muy grande salta por encima de una verja y está dispuesto a atacar a un peregrino que camina a unos 50 delante de nosotros. Cayetana se detiene, observando el perro no quiere seguir adelante. El peregrino utiliza su mochila para defenderse del temido ataque e intenta hablar con voz trémula con la bestia, esperando escapar sin ser mordido. Lentamente sigue adelante, mirando atrás para observar los movimientos del perro, el que le persigue y muerde la mochila más que una vez. Finalmente – nos parece media eternidad – el perro-lobo deja marchar el peregrino que casi se habría convertido en su víctima, y toma de nuevo su posición al lado de la verja. "Esa fiera no deja pasar a nadie…", susurra Cayetana llena de miedo. Durante unos minutos, quedamos casi inmóviles sin saber qué hacer, mientras que unos ojos verdes amarillentos nos observan sin piedad. De repente un silencio tétrico invade esta mañana. Oímos pasos desde atrás que se acercan rápidamente. "What`s the matter? A dog?" ("¿Qué pasa? ¿Un perro?") Conocemos a la mujer que acaba de llegar. Es la peregrina profesional Maggie de Escocia.

Sin mostrar miedo, sigue el Camino y mirando atrás nos anima a seguir con ella. Con pasitos vacilantes vamos adelante, pisando la sombra de Maggie. Y ahora pasa lo increíble: el perro-lobo muestra una reacción que revela casi miedo después de descubrir a Maggie y en vez de ladrar o gruñir, empieza a aullar, se retira un poco y busca el amparo de la verja. Sin dedicar una sola mirada a la bestia, Maggie pasa orgullosamente con su melena roja – y nosotros vamos rápidamente detrás, antes de que el perro se lo piense de nuevo y considere atacarnos. Todo sale bien y estamos llenos de alivio, aunque Cayetana susurra a mis oídos: "Creo que ésa es una bruja…", antes de que le demos las gracias a nuestra salvadora. Maggie sonríe. "Tenéis que saber que conozco ese perro desde hace un par de años. Cuando pasé por aquí por primera vez, tenía tanto miedo como vosotros ahora mismo."

Maggie se despide, está terriblemente bien entrenada la tía, y por su modo de caminar se nota que desde hace años se siente en los senderos del Camino como el pez en el agua. Desaparece como caperucita roja en el bosque tenebroso. También nos adentramos en el bosque, y luego caminamos de nuevo por prados llenos de vacas, cortijos con sus hórreos tan típicos de Galicia. Los pueblos y aldeas por donde nos lleva el Camino en Galicia no tienen nada espectacular. Pero la belleza de su paisaje donde verde tiene mil colores, sus robles centenarios y bosques densos llenos de misterios, sí es fascinante.

Detrás de la iglesia románica Santa María de Mélide empieza un sendero por un bosque especialmente oscuro. Los rayos del sol apenas pueden penetrar la espesura de robles que parecen monstruos, eucaliptos y helechos, y de repente nos sentimos muy abandonados en este laberinto de verde oscuro. Unos sonidos muy raros y preocupantes nos hacen acelerar los pasos. Cayetana está convencida de oír de vez en cuando una risa algo histérica escondida entre los helechos y me pregunta con total seriedad si creo en brujas. "¡Claro que no!", contesto indignado. En este momento el bosque se oscurece aún más, una nube debe haber tapado el sol. Lentamente avanzamos por la senda llena de lodo y un suelo resbaladizo. "Huele a algo quemado…", murmura Cayetana. Aceleramos de nuevo nuestros pasos. Ahora puedo oír también la risa histérica que se multiplica como un eco siniestro por las tinieblas del bosque. Y allí está la creadora de los sonidos inquietantes, acercándose paso a paso. Una aparición sospechosa. Apoyada en un bastón, llevando un vestido de color rojo lustroso, aunque sucio y un poco desgarrado, una vieja con muchas arrugas y pelo revuelto nos acecha con su mirada punzante. En la cabeza lleva una mantilla negra mal puesta. Al llegar a nuestro lado, sus ojos brillan de maldad cuando deja escapar de nuevo esa risa siniestra. Damos tres pasos atrás, Cayetana se agarra de mi brazo y susurra en pánico: "Ésta es una bruja…" La vieja pasa lentamente, vuelve la cabeza y grita de repente con una voz siniestra, asustándonos: "¿Qué queréis todos aquí? ¡Santiago es un hijo de puta!" Vuelve a reír, su risa resuena como eco desde la maleza y un momento más tarde la bruja desaparece como un fantasma. "Eso no nos va a creer nadie…", dice Cayetana con la voz trémula. Salimos corriendo del bosque, hasta encontrarnos en un prado verde donde vuelve a brillar el sol, con gran alivio llegamos a la aldea de Castañeda. Aquí nos sentamos en la terraza del albergue de peregrinos y para tranquilizarnos, tomamos un vino blanco muy frío de la Ribeira Sacra.

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En la mesa a la izquierda, un joven de unos veinticinco años se deja caer en una de las sillas, y en seguida atrae toda la atención de Cayetana. Atlético y muy moreno, con cañones oscuros, y en vez de una gorra lleva un blanco pañuelo de pirata en su cabeza contra el sol. Cuando se quita sus gafas de sol, muestra unos ojos de gitano, casi negros. Durante toda la tarde, Cayetana se dedicará a contemplarlo, inundando su cerebro con fantasías de lujuria.

El pirata-peregrino se presenta como "Benny de Bélgica" y nos confiesa que es "un pájaro de cuenta". Acaba de salir de la trena. Está libre bajo la condición de terminar el Camino de Santiago. Obviamente en Bélgica han renovado la idea medieval de mandar a criminales por su corrección al Camino, y a él le ha venido muy bien. "Eso aquí – me refiero a todo el Camino – es lo mejor que me ha pasado desde mucho tiempo", nos afirma Benny. La cena que habíamos pedido casi se enfría, tan cautivadora resulta la conversación con el pirata belga. Nos cuenta que lo condenaron por lesión corporal en dos casos, por haber apaleado a dos jóvenes. Admite no haber conseguido mucho en su vida, se considera un inútil. Y cuando su novia lo abandonó hace un año, llevando su hijito consigo, todo fue de mal en peor. Poco más tarde, su hijo murió. Con el ceño adusto, Benny contempla el sol poniente y sin mirar a nosotros, dice con voz baja que ahora lleva consigo las cenizas de su hijito para echarlas a las aguas del Océano Atlántico desde el Cabo Finisterre. "¡Qué fuerte!", reacciona Cayetana y yo también quedo horrorizado. A veces son increíbles los golpes del destino que llevan algunos a la peregrinación a Santiago. Cabe preguntar si este Camino a Compostela puede cumplir todas las esperanzas gigantescas que acompañan a los peregrinos.

Benny toma su copa de vino, da un puñetazo en la mesa y grita: "¡Olvidemos el pasado! Pasado mañana llegaremos a Santiago. Brindamos, ¡que el año después del Camino sea especialmente feliz para nosotros!" Para celebrar este momento tan especial, pedimos lo mejor que el hospitalero nos puede ofrecer  – en la barra acabo de descubrir una botella de Cardenal Mendoza. Cayetana y yo bebemos a la fraternidad con Benny – luego ella se aprovecha besándole más en la boca que en la mejilla. Menos mal que Benny tiene su camita en la otra habitación y tengo que insistir mucho para que mi compañera vaya conmigo para acostarse finalmente. Debido a su larga abstinencia sexual durante todo el Camino, Cayetana habrá acumulado mucho deseo retenido. (Así que a los galanes guapos les espera la erupción de un volcán después de la llegada de Cayetana a Santiago…)

30 de Junio de 2013 a las 7 de la mañana – ya ha salido el sol – abandonamos el albergue de Castañeda sin tomar desayuno. ¡Sólo nos faltan 47 kilómetros hasta Santiago! Benny, nuestro hermano nuevo, ya se ha adelantado – por gran decepción de Cayetana – y durante todo el día no conseguimos alcanzarlo, parece que va corriendo. Después de 8 kilómetros, en el centro de Arzúa finalmente encontramos una máquina para sacar dinero (sólo nos quedaban 3 Euritos) y desayunamos antes de seguir. El tiempo es una maravilla, calorcito soleado, parece mentira que estemos en Galicia. Ya es el quinto día sin ni una gota de lluvia en una de las regiones más lluviosas de Europa. Cayetana contempla el panorama de colinas verdes pintorescos, comentando que está "un poco harta de de tantas aldeas y tantas vacas.

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Cuando por la tarde llegamos al centro de Arca do Pino nos encontramos de nuevo con Benny. Está atrayendo todas las miradas en el calle principal donde se encuentra en la terraza de un Café con sus gafas de sol y su pañuelo de pirata, leyendo la novela "Juego de Tronos". Nos abrazamos los tres como si nos conocieramos una eternidad. Benny cierra el libro y nos cuenta que su madre ya ha terminado dos veces el Camino y que ella lo animó a intentarlo también y aceptar la oferta de su asistente durante el plazo de prueba. Ahora está entusiasmado con la idea de convertirse en un "peregrino total" y está de acuerdo con nosotros que la aldea druídica de O Cebreiro y las iglesias templarias de Eunate y Torres del Río son los puntos místicos del Camino que más profundamente le han impresionado. Después de esa confesión, Benny nos sorprende aún más revelándonos su visión de los templarios: "Esos templarios eran chulísimos…primero sólo fueron guerreros luchando por Jerusalén, pero luego se hicieron amigos de muchos de sus enemigos musulmanes y trajeron muchas ideas nuevas y cosas buenas desde la Tierra Santa a Europa. Por ello, me gustaría hacerme un nuevo tatuaje, en la espalda donde queda sitio, allí quisiera un templario completo. Hasta ahora sólo hay allí  (indica a su hombro izquierdo) un angelito abandonado, que urgentemente necesita un fuerte templario para ampararlo…", nos explica sonriendo. Poco antes de la medianoche nos retiramos, no sin ponernos de acuerdo sobre le regla milenaria que el primero que vea la Catedral de Santiago mañana, tendrá derecho de formular un deseo.

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En esta noche Cayetana sueña que va caminando a solas por un bosque tenebroso a la hora del crepúsculos y de repente aparece un gran lobo que le da mucho miedo por su regañamiento de dientes. Pero Benny se coloca a su lado, como una estatua oscura, como un templario armado con su yelmo, la lanza y adarga pero aparte de las armas completamente desnudo. La bestia se retira aullando y desaparece en la maleza del bosque. El templario deja caer su adarga, Cayetana lo abraza ardientemente y sigue un beso que dura toda la noche.

Texto + Fotos: Berthold Volberg

Recomendaciones y enlaces:
Etapa de Ventas de Narón vía Mélide hasta Castañeda: 36 kilómetros
Etapa de Castañeda hasta Arca do Pino: 25 kilómetros

Alojamiento en Castañeda: albergue privado de peregrinos "Santiago", Tel. 981-501711, Internet, buen Restaurante, albergue pequeña y familiar (se recomienda reservar por teléfono), acogida muy amable, también hay una habitación doble, cama en salita de peregrinos: 10 Euros.

Gastronomía en Castañeda: Bar/Restaurante "Santiago": menú de peregrinos muy generoso, grandes cantidades (3 platos con vino incluído para 10 Euros: p. Ej. Gran ensalada con atún, Tortilla, queso de Cebreiro con membrillo)

Alojamiento en Pedrouzo/ Arca do Pino: albergue provado de peregrinos "Edreira", Rúa da Fonte (al sur del centro), Tel. 981-511365, abierto hasta las 23 horas, edificio moderno con lavadora y secadora, Internet, terraza. alojamiento 12 Euros. www.albergue-edreira.com

Gastronomía en Pedrouzo/ Arca do Pino: hay media docena de bares/restaurantes uno al lado del otro en la calle principal, entrando en el lugar a la izquierda (Camino): ofertas parecidas como Pulpo preparado de maneras diversas, sopas de mariscos. Especialmente durante los fines de semana, cunado hay mucha gente, se nota que las camareras no son profesionales: a veces hay que esperar mucho, no siempre llega lo pedido y hay que aguantar vino blanco que tiene una temperatura de 20° grados, como si no hubiera frigos por aquí.

Iglesias:
Mélide: Iglesia de Santa María, al oeste del lugar, en el Camino, templo románico del Siglo XII
Arzúa: Capilla de la Magdalena (gótica, Siglo XIV)
Arca do Pino: Iglesia de la Concha – Templo cuyo coro consiste de una concha inmensa.

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