[art_1] España: ¡Vivan las sillas plegables!
Una crónica no muy seria de la Semana Santa 2006

Sevilla, Domingo de Ramos, 9 de Abril 2006
Como siempre, la primera mirada de cada cofrade de Sevilla, no sin cierta preocupación, se dirige al Cielo, pero esta vez parece que todo vaya bien, sin que nos traiga malas sorpresas, porque el color de las nubes que aparecen de vez en cuando muestra más matices claros que oscuros. Habrá tregua: la enemiga principal de la Semana Santa - la lluvia - al menos hoy no va a atacar y ninguna de las ocho hermandades del Domingo de Ramos tendrá que quedarse sin salir para proteger de la humedad sus obras de arte valiosas y a veces centenarias. Sin embargo, como cada año por esas fechas, las previsiones meteorológicas de cualquier procedencia se comparan y se discuten apasionadamente aquí en Sevilla.

"Los yanquis han pronosticado que el tiempo se mantendrá entre soleado y nublado hasta el Jueves Santo, mientras que el Viernes Santo habrá alto riesgo de lluvia.

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Así que, como lo dicen ellos, sucederá probablemente al revés...", comenta Carmen, mirándonos con una sonrisa irónica. Diciendo "los Yanquis" - con una expresión de desprecio en la cara - se refiere a la página www.weather.com, una Web gestionada por la organización estadounidense de investigación espacial NASA y dedicada a previsiones meteorológicas de alto prestigio.

Estamos en la Plaza de Pumarejo en el Barrio de la Macarena, esperando la procesión de "La Hiniesta". Somos ocho: mis amigos sevillanos Carmen y Manolo * (todos los nombres cambiados por la redacción), cuatro turistas de Madrid (Amparo, Vicente, Cayetana y Jesús), así como Sabine y yo de Colonia, Alemania. De repente, Manolo nos pregunta, si quisieramos contemplar la procesión, la que ya está acercándose, anunciada por trompetas y tambores, desde un balcón de la Plaza. ¡Como si tuviera que preguntar tal cosa! Claro que sí. Un par de minutos más tarde, nos encontramos en un balcón del Palacio de Pumarejo. Ya era hora, porque debajo ya está el río formado por los Nazarenos de blanco y azul de La Hiniesta fluyendo por la plaza a la luz de la tarde y el Paso ya ha llegado.

Mientras que estoy intentando concentrarme en la contemplación del rostro de mirada trágica de la Magdalena la que se arrodilla delante del Cristo crucificado, Sabine exclama a mi lado: "¡Mira allí, el cochecito de niños encima del techo de ese coche!"

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Sí, allí abajo, en el techo de un automóvil aparcado está un cochecito de niños, porque ya no había sitio ninguno en toda la calle - una solución muy cool de deshacerse del cochecito en medio del gentío. Tardamos un par de segundos hasta identificar el contenido exacto del cochecito. No es un bebé - ése se encuentra ya en los brazos de la madre - sino son bolsas de plástico llenas de botellas de cerveza fresquita y bocadillos, depositados allí para garantizar la comodidad de toda la familia durante la larga procesión.

Más tarde, ya con la luz del atardecer, estamos en el puente de Triana y cuando se acerca el primer Paso de la Hermandad de La Estrella, el madrileño Jesús parece interesarse no tanto por la calidad artística de las imágenes y de la canastilla, sino mucho más por detalles técnicos, especialmente por la cuestión de cómo funciona el movimiento del Paso.

Antes de que yo y la asustada Amparo podamos impedirlo, se coloca al lado del Paso del Jesús de las Penas y levanta los faldones de terciopelo que esconden los costaleros de las miradas del público, para luego asustar a uno o dos de los costaleros con el flash de su cámara.

Para aplacar su ira, les dice "¡Bravos, bravos!", mientras que su cámara sigue buscando la expresión de asombro en sus caras. Amparo y yo le riñen seriamente y ella le dice: "Incluso llamándote Jesús, tu nombre no te podrá amparar de ganarte una si levantas los faldones de esa manera. Aquí has tenido suerte, pero con una hermandad seria como El Silencio eso podrá tener consecuencias más graves." Nuestro turista castellano promete más respeto en el futuro. Durante los próximos días vemos como a veces pregunta el aguador, si ése puede levantar los faldones del Paso o espera hasta que los Costaleros salgan a causa del relevo.

Después vamos a ver la Amargura por Conde de Torrejón donde le cantan una Saeta muy auténtica a la Virgen y luego nos encontramos en la Calle Cuna para ver - como siempre al final - El Amor. Se me había olvidado que la Amargura también pasa antes por aquí. Jesús se da cuenta, preguntando: "Pero esos de la Cruz de Malta - ¿no los hemos visto ya?" Yo le respondo que sí, pero primero siempre es bonito ver la Amargura dos veces, y segundo - poniéndome filosófico le digo: "Jesús, es que no hay Amor sin Amargura..."

Lunes Santo, 10 de Abril 2006
Cayetana se apoya en un farol, mirando al sol poniente y contenta con el mundo mundial después de su lectura del Diario de Sevilla. "Qué bonito que el Presidente del Mundo está aquí, celebrando la Semana Santa con nosotros" - "El Kofi" - asi lo llama. Es verdad, Kofi Annan se encuentra ahora con su esposa en los palcos de la Plaza del Ayuntamiento de Sevilla, donde está contemplando las procesiones de San Gonzalo y de la Vera Cruz.

Nosotros estamos ahora en la C. Gamazo, por donde desfilan delante nuestras miradas los Nazarenos de la Hermandad de Las Aguas. En medio de la procesión vemos un grupo de niños que se dedican a un popular juego de competencia: la colección de las bolas de cera. ¿Quién presentará la bola de cera más gorda al final de esta Semana Santa?

Por ello, durante la procesión los niños se acercan a los Nazarenos, pidiéndoles gotas de cera para formar poco a poco su bola.

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Como los cirios de cada procesión tienen otro color, esas bolas de cera no sólo suelen ganar un tamaño considerable, sino también resultan ser muy multicolores.

De niños a jóvenes quinceañeros. Delante la puerta del Postigo se han reunido grupos de cientos de jóvenes sentados en medio de la calle para esperar al Cristo de San Gonzalo, a quien adoran como una estrella de la cultura pop. Todo el ambiente recuerda a un festival de Rock o parece más una "Botellona Sacra" que una procesión de la Semana Santa: podemos ver muchas "Litronas" y debajo del Cielo de luna llena la suave brisa primaveral provoca un elevado intercambio de caricias y besitos. No obstante, cuando aparece el Paso resplandeciente con el Cristo de Triana debajo del Arco del Postigo, la ola de devoción de esos jóvenes sevillanos nos parece mucho más auténtica y profunda que la atmósfera durante la Fiesta de la Juventud católica en Colonia en verano del 2005, la que estaba demasiado envenenada por las milicias de la secta del Opus Diaboli (llamado falsamente Dei por sus seguidores hipócritos). Aplaudidos por los jóvenes, los famosos costaleros de San Gonzalo mueven su inmenso Paso muy artísticamente, a veces casi lo llevan bailando. Es una marcha triunfal hacia el Puente de Triana.

Detrás del Cristo del Museo descubrimos un Penitente que en vez de una está llevando cinco (!) cruces juntadas. Cuando pasa, una espectadora a nuestro lado dice algo histérica "Dios mío, míra - ¿qué habrá hecho el pobrecito?" En este momento, el penitente se inclina hacia ella, y provocando un susto para toda la vida, susurra por su antifaz negro: "Señora, habré matado a cinco... ¿o no?" Un poco más tarde, el Paso del Cristo de la Expiración se para en una esquina de la C. Alfonso XII.

Observamos una coincidencia algo macabra: en el letrero de publicidad luminosa de una tienda directamente al lado de la sombra de la Cruz se puede leer el lema "Stressless".

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Martes Santo, 11 de Abril 2006
Hace calor durante esta tarde. Dos Nazarenos de la Cofradía del Cerro del Aguila llevan - encima del antifaz de color burdeos - ¡unas gafas de sol de espejo! El Hermano Mayor tendrá que reñirles por esa falta de estilo, porque además aparecen el día siguiente en el Diario de Sevilla y otros periódicos.

Vamos a ver ahora una procesión austera y seria, la de Santa Cruz que desfilará dentro de una hora por la Alcazaba, al lado de las murallas milenarias del Alcázar sevillano. En frente de la muralla sólo hay sitio para una, como mucho para dos filas de espectadores, ya que la calleja es muy estrecha, así que llegamos a tiempo para conquistar un sitio tan cotizado. Después de que hayan pasado unos doscientos Nazarenos vestidos de negro, de repente un chico apenas veinteañero y muy moreno intenta colocarse entre nosotros en el último minuto - ya se está acercando el Paso. Amparo empieza a reñirle: "Quillo, ¿a dónde quieres ir tú? El joven conquistador susurra alguna excusa - pero ya lo ha conseguido. El Paso se para aquí mismo y observamos como nuestro nuevo vecino está mirando con una expresión arrebatada en sus ojos negros al Cristo crucificado. "¡Dios mío, qué bellísimo!" escuchamos murmurar Sabine - y no se refiere al Cristo de Santa Cruz, sino a su contemplador de rasgos de moro sevillano. Tiene toda la razón.

Sólo Amparo parece menos impresionada por la belleza de este príncipe andaluz, es que muy atrevido como se ha colocado aquí, sigue diciendo con algo de rencor . Pero al final también se queda encantada al ver que el príncipe está hojeando un cuaderno lleno de estampas de Cristos y Vírgenes - probablemente no le falta ninguna imagen de Sevilla en su colección. Luego nos enseña con orgullo su cerviz herida, es que ya ha llevado dos Pasos. Antes de despedirse, nuestro ángel moreno saca una cosita de color doraíto del bolsillo, mirándola con devoción, como si fuera lo más valioso del mundo.

Para responder a nuestras preguntas, declara solemnemente: "Es un fleco de bambalina del Palio de la Candelaria, uno de sus costaleros me lo dió a mí." Desde entonces, lo guarda como una reliquia, como algo mágico, y vuelve a esconderlo, como si tuviera miedo de que alguno de nosotros se lo robara.

Nos mira con mirada triunfante, después susurra "Un besito", besándome en la mejilla y desapareciendo, perdiéndose en la niebla de incienso.

Miércoles Santo, 12 de Abril 2006
"Estas sillitas plegables - ¡su inventor debería ser canonizado al instante!", propone Cayetana muy contenta y al borde de la euforia, al colocar la suya en el punto estratégico en la esquina de la calle Rioja con Velázquez, donde queremos ver la procesión de la Hermandad del Baratillo.

Esas sillas plegables ya forman parte casi obligatoria del equipo básico del peregrino durante la Semana Santa - como "El Programa" (preferentemente el del Diario de Sevilla), la mochila con botellita de agua, bocadillo, gafas de sol y naturalmente la cámara fotográfica.

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Como el cielo está cubierto de nubarrones e incluso nos caen cuatro gotitas, Carmen comenta que "los Yanquis" (www.weather.com) habían aumentado en sus pronósticos el riesgo de lluvia para el Viernes Santo de un 30% al 60%, mientras que las previsiones meteorológicas españolas habían publicado mensajes más optimistas. Ya es de noche cuando nos colocamos en la Calle Cuna para conquistar sitio. Aquí vamos a ver seguidas las procesiones de las cofradías del Buen Fin y de La Lanzada. Pero pronto llegaremos a saber que llevan como una hora de retraso. A pesar de ello, al principio no queremos abandonar el buen sitio ya conquistado, y luego ya no podemos, porque ya toda la calle se ha quedado paralizada por el gentío que va en busca de los Pasos y nos quedamos como encerrados. Nuestro grupo se muestra cada vez más impaciente, empieza a notarse el cansancio y el hambre, Vicente y Amparo reparten el último bocadillo, Sabine ofrece bombones de trufa ya algo deformados, al final abro una bolsita de frutos secos del AVE que me queda por casualidad.

Finalmente aparece el Cristo del Buen Fin, tan esperado como nunca. Después del Cristo de La Lanzada ya no aguantamos más y seguimos directamente al Paso que nos abre el camino para salir de esta calleja tan estrecha como larga. Ya es la una de la noche cuando cenamos rápidamente, antes de ir corriendo a la Plaza Cristo de Burgos para ver la entrada de la procesión. Llegamos a tiempo, pero es una lástima, para no decir un escándalo, que las magníficas Saetas que cantan en la Plaza primero al Cristo y después a la Virgen y la marcha fúnebre que tocan apenas se pueden escuchar, por culpa de un ruido muy profano que estropea todo el ambiente. Un basurero, conductor de un camión de basuras de Lipasam, ansioso de terminar el trabajo, espera detrás de la multitud de espectadores con el motor puesto en marcha. Ese ataque brutal provoca pensamientos poco cristianos. "¿Puede alguien matar en seguida a ese camionero, por favor!?" es la reacción indignada de Cayetana.

La Madrugá, 13/14 de Abril 2006
El Silencio. Otra vez en la Calle Cuna, pero ahora con un silencio tremendo en el momento cuando los primeros Nazarenos conquistan la calle como mudas sombras negras. Esas sombras casi nos echan contra la pared, ocupando toda la anchura de la calleja. Apretándonos contra la pared, quedamos inmóviles, sólo un par de centímetros delante de nuestros ojos están pasando las Sombras con las llamas trémulas de sus cirios, luego las cruces de los Penitentes. No se oye ni un susurro. Una visión espantosa y soberbia.

Después en la esquina de la C. Chapineros con Francos se anticipa la alegría de la resurrección: ¡La Macarena! El ambiente es de fiesta de primavera, nos hacemos fotos con los "Armaos" y los Costaleros. Uno de ellos lleva una bella imagen de la Macarena colgando de la "morcilla" que protege su cerviz.

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Todos quieren fotografiar ese motivo. Cuando el pobrecito se da la vuelta, mirándonos de cara a cara, dejamos caer los brazos con las cámaras en mano, ninguno quiere tomar fotos de su cara. Al darse cuenta el costalero, con decepción fingida se da de nuevo la vuelta, y los flashes de la cámara siguen. ¿Quién podría competir con su cara - comparada con el rostro de la Diosa de Sevilla?

Momentos después de que haya pasado Ella, cuando todavía tengo lágrimas en los ojos, Vicente y Amparo se quejan de que, yo "siendo tan macareno, sólo quisiera que vean bien a Ésta y no a la Esperanza de Triana". "Bueno, os voy a demostrar que ese reproche es falso y os voy a dejar boquiabiertos y extáticos también con la Esperanza de Triana." Así que decido llevarles al Barrio del Arenal, enfrente de la Capilla del Rosario. Ya ha salido el sol, aunque no se ve, porque el cielo está muy nublado. A pesar del enorme cansancio colectivo, imágenes románticos en cualquier rincón donde miremos: un público muy joven (empiezo a temer que seamos los más viejos ya aquí), muchos grupos de veinteañeros y quinceañeros, a veces acostados en medio de la calle, abrazados y dándose besitos, con miradas cansadas, pero llenas de anhelo están esperando a su Cristo y su Virgen. El Paso de la Esperanza llega encima de una ola de aplausos y devoción. Delante del portal abierto de la Capilla, sus Costaleros hacen bailar a la Reina de Triana según los sonidos de una marcha suavecita, casi seductora. Cuando el Palio está a punto de entrar en la Capilla del Rosario, saludando a la Virgen de la Caridad, la muchedumbre en la Plaza ya está en un éxtasis colectivo - lágrimas de arrobamiento en todas las miradas que siguen a la Virgen que ahora empieza acercarse al puente.

Viernes Santo, 14 de Abril 2006
"Vale, esta vez parece que hayan tenido razón", admite Carmen algo desalentada. Se refiere de nuevo a "los Yanquis" de www.weather.com. Al final sucedió lo que todavía a mediodía nadie quería creer, estando la ciudad paralizada por el cansancio acumuado por la Madrugá, ahora sí resulta una verdad tan triste como obvia: está lloviendo. Al principio, sólo un poco, así que se forman grupos de gente esperando con sus paraguas delante de las siete iglesias, de las que deberían salir Pasos hoy por la tarde.

Pero al caer la noche ya no hay ninguno sin paraguas y queda claro que todas las siete no saldrán. Y sobre la medianoche cae una lluvia torrencial, como si alguien hubiera juntado todos los nubarrones para ese momento.

Mientras que por la tarde estuvimos esperando con muchos otros delante del Convento de la Paz con la esperanza de ver el magnífico Paso de La Mortaja, ahora estamos contentos de estar en casita y habernos salvado de ese aguacero. Cayetana propone ver la tele y CRN Giralda a fin de consolarnos, muestra imágenes de procesiones de un Viernes Santo soleado del año 2002 con el Cachorro por el puente. Aunque en un día que no salga ninguna: durante la Semana de Incienso nadie en Sevilla puede evitar visiones de los Pasos."

Texto: Berthold Volberg
Fotos: Berthold Volberg / Vicente Camarasa

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