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Peru: Ayacucho – Un Día en el Corazón de los Andes

Está anocheciendo en Lima, y nos acercamos a la estación de autobuses que lleva el nombre poético "Cruz del Sur". A las 22.30 horas subimos al bus de la empresa Expreso Molina Unión, que nos lleva fuera de Lima, dirección Sur, siempre por la carretera de la costa. Nuestro destino será Ayacucho, la perla no tallada de los Andes, siempre a la sombra de la fama radiante del Cuzco. Vamos a recorrer unos 570 kilómetros por el desierto nocturno, a la derecha podemos ver las bahías rocosas que a veces revelan las olas oscuras del Pacífico. Mirando a ese mar de tinieblas, me duermo y ya no veo como poco después el autobus se dirige hacia el este, hacia la montaña.

Subiremos ahora casi 3000 metros por encima del nivel del mar, porque Ayacucho se encuentra a unos 2800 metros de altura. Cuando llegamos poco después de la salida del sol y bajando del bus, notamos en seguida el aire de la montaña, enrarecida y fría. Estoy soñando con un café con leche y desayuno continental, pero de momento tengo que aguantar. Pues, nuestro amigo en Ayacucho, quien nos espera en la estación de autobuses, nos quiere llevar directamente a la visita turística. En ayunas, con el estómago vacío, nos dirijimos a visitar las primeras iglesias. No importa, ya que estamos en cuaresma, así que comenzamos el descubrimiento de los monumentos sacros de la ciudad en plan ascético y todavía algo cansados por la aclimatación al aire de la montaña. Es que la mayoría de los templos de Ayacucho sólo abre para las misas – una hora o dos por la mañana y por la tarde.

Mientras que caminamos por la Calle Mayor en la que hay casas coloniales bonitas y palacios y un impresionante arco barroco, nuestro guía Tito nos explica que Ayacucho es famosa en el Perú como la ciudad de las 33 iglesias, es decir: una para cada año de vida de Jesucristo. Actualmente, incluso hay más iglesias aquí, pero las 33 son las históricas y tradicionales, lo que es un número considerable para un lugar que ahora tendrá unos 90.000 habitantes.

Tito propone visitar por lo menos seis os siete de esos 33 templos, así que empezamos directamente con el Convento de Santo Domingo. Especialmente por fuera, esa iglesia es una de las más interesantes de Ayacucho. Construída a partir de 1548 en un peculiar estilo renacentista, se erige su fachada de torre doble, enmarcada por una columna coronada por una cruz a la derecha y una Espadaña de ladrillos a la izquierda. La cúpula ancha resulta extraordinaria. El interior es menos original, dominado por un retablo barroco algo demasiado pomposo. Pronto empezará la misa, así que nos apuramos para ver los detalles de los retablos, acompañado por los susurros de "Ave María", pronunciados por viejas Indígenas, que arrodilladas en la penumbra del templo parecen ellas mismas casi estatuas de santas.

Salimos de Santo Domingo y nos dirijimos a la central Plaza de Armas. Al ver que la catedral todavía está cerrada, continuamos nuestro paseo por las calles de esa ciudad de rica historia que fue fundada en 1539 por el tristemente célebre Pizarro con el nombre de San Juan de la Frontera de Huamanga. De repente, nos encontramos ante la Iglesia de la Compañía de Jesús. Su fachada plateresca (1605) está adornada con ornamentos florales originales y en el interior hay varios retablos dorados muy suntuosos.

Continuamos con la visita de Santa Clara, otra iglesia renacentista de Ayacucho, construída en 1568, parece muy austera y sencilla por fuera, pero en su interior guarda uno de los tesoros más valiosos de la ciudad: Jesús Nazareno, la escultura más famosa y uno de los protagonistas de la Semana Santa von Ayacucho. El Miercoles Santo lo llevan en la procesión más solemne por las calles. Las procesiones religiosas de Ayacucho son magníficas por la grandeza de los Pasos y las alfombras de flores y arena con las que adornan las plazas. Después de Sevilla y Málaga, las metrópolis andaluzas, la Semana Santa de Ayacucho está considerada la tercera más importante del mundo católico y cada año atrae a más turistas . Por momentos místicos, contemplamos el rostro triste de ese Cristo rodeado de espledor de oro antes de salir a la calle.

Ya es mediodía y nos ha entrado mucha hambre. Decidimos visitar el mercado de Ayacucho, pero ya antes compramos el postre, porque delante de la sala del mercado ya encontramos a una Indígena que ha montado su puesto de frutas tentadoras. Platanos, Maracuyas, Paltas (aguacates), Grenadillas, Zapotes, y Papaya-Melones colosales están montadas en pirámides de apariencia frágil en un pequeño remolque.

Compramos dos ejemplares de cada fruta. Cuando la dueña nota que quisieramos tomar una foto, dice: "todavía tengo que ponerlas más ordenaítas". Así que esperamos hasta que las pirámides de frutas estén aún más espectaculares y ella se ponga al lado con su sonrisa más orgullosa. En el mercado de Ayacucho nos dejamos llevar por un torrente de colores y olores.


Los puestos ofrecen todo tipo de mercancías y la mayoría de los recuerdos típicos de la región andina resultan más baratos aquí que en el Cuzco. Muy recomendables son las joyas típicas de plata como la cruz andina, chompas y mantos de alpaca, a veces adornados por imágenes de llamas de expresión de cara tontita, y belénes con figuritas andinas.

En muchos puestos del mercado, las chompas y alfombras no dejan ver las dueñas, hasta que se pueda oír una voz por detrás de tantas telas rojas y verdes: "Compre, Señorito, buena calidad de alpaca, compre..." Escogimos un jersey de alpaca color turquesa y varias chompas de matices rojos, flirteando un poco con la vendedora para obtener una rebaja. Ella quisiera vendernos la mitad de la tienda, pero notando que no nos podrá convencer a llevarnos tanto, dice que ahora tiene que cerrar porque su marido estará esperando su almuerzo.

Nosotros también tenemos hambre, sólo habíamos com ido un par de frutas. Descubrimos la Picantería "El Chiclayano" y pedimos el delicioso Cabrito con Arroz y la mejor cerveza del Perú, "la Negra Cuzqueña".

Después de la comida, continuamos nuestra visita del casco viejo de Ayacucho, donde se puede ver esplendor barroco y miseria actual bastante juntos. Como en otras ciudades latinoamericanas, en las colinas y montes que rodean Ayacucho hay barrios informales de viviendas provisionales. Detrás están, impasibles, las cumbres de los Andes, desnudas y sin árboles, víctimas de la erosión. En algunas partes parecen casi un paisaje lunar que esconde un potencial de violencia peligrosa, siendo casi una metáfora de la dura lucha de sobrevivencia de sus habitantes. Pero actualmente, el clima en esta región está marcado por un optimismo relativo. La guerra civil de los años 80 y 90, en los que Ayacucho se convirtió en el escenario del terror del Sendero Luminoso y de las tropas peruanas que tampoco actuaron de manera muy legal, parece pertenecer ser historia, aunque muchos problemas quedan sin resolver. Pero ahora domina la esperanza de obtener estabilidad y un aumento considerable del turismo.

Estamos dispuestos a contribuir, ya que todavía nos quedan bastantes iglesias para visitar, mientras que la catedral sigue cerrada. Cerca del arco barroco, tomamos un taxi. Los taxis en la ciudad y región de Ayacucho son carritos bien especiales: mototaxis de tres ruedas, de apariencia frágil.

Para esas calles estrechas son ideales, pueden meterse en cualquier hueco, gastan poca energía y cuidan el medio ambiente. Sin embargo, no son efectivamente cómodos y no muy aptos para personas que midan más de 1,60 metros porque tendrán que inclinarse mucho. Pero a pesar de esas desventajas, un viaje de prueba en uno de esos "Baby-Taxis" es casi obligatorio.


El taxi nos lleva al Convento carmelito de Santa Teresa. Para mí es quizás la iglesia más bonita de las 33 de Ayacucho, en su interior guarda unos retablos barrocos de gran belleza y armonía. Contemplando este arte, decidimos volver en el próximo año por la Semana Santa cuando esas esculturas caminan por las calles en sus pasos espectaculares.

Aquí ofrecemos una pequeña colección de Fotos que muestran impresiones de Ayacucho. Con un click se abrirán para poder verlas en mayor tamaño:


Texto + Fotos: Berthold Volberg para imprimir   

Recomendaciones y Enlaces:
Restaurante:
Picantería Norteña El Chiclayano
Jr. Cuzco Nr. 385
Especialidad cabrito y Cebiche de Pato

Alojamiento:
En Huanta, unos 30 Kilómetros de Ayacucho por la montaña:
La Posada del Marqués
Jr. Sáenz Peña Nr. 160, Huanta, Tel.: 064-832287
Muy sencillas habitaciones dobles o triples para 30 Soles

www.geocities.com/perutopcities/indexayiglesias.html
ofrece Fotos e información breve sobre las iglesias de Ayacucho

www.geocities.com/perutopcities/indexayacucho.html
ofrece información general y recomendaciones para excursiones


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