Peru: Arquitectura Mestiza plasmada en el Sillar: El Monasterio de Santa Catalina en Arequipa

La sensación que irradian sus habitaciones, sus estrechas calles, sus patios y plazuelas, seducen al visitante a despertar la fantasía humana a través de una constante imaginación acerca de esa especial forma de vida cotidiana que tuvieron las innumerables monjas que durante cientos de años habitaron en este esta "ciudad" (denominada así por su extensión) dentro de la ciudad peruana de Arequipa.

El Monasterio de Santa Catalina es el más grande e impresionante monumento religioso católico de arquitectura mestiza del Perú. Su belleza arquitectónica se ve aún más remarcada por el colorido de una vegetación típica de un clima templado (entre 10 y 28 grados centígrados) con un sol agradable durante todo el año, que gobierna sobre esta ciudad, asentada a más del 2300 m.s.n.m en los contrafuertes del los andes sureños del Perú.

aires de medina en santa catalina

La idiosincrácia de la época hace posible en 1579 que el Virrey Francisco de Toledo otorge la licencias necesarias para fundar y construir este recinto religioso en advocación a la Santa Catalina de Siena sobre una superficie de 20,426 metros cuadrados, permaneciendo cerrado al mundo exterior casi cuatro centurias hasta llegar al año de 1970, cuando las pocas monjas restantes se trasladan a un claustro menor y moderno, haciendo posible el acceso al público para admirar esta joya de la arquitectura mestiza surgida en plena época colonial española.

ien el claustro de los naranjos (1738)

Hasta entonces fué solo habitado por monjas de clausura; jovenzuelas indígenas, hijas de curacas, mestizas y criollas quienes se dedicaban a una vida religiosa retirada y sumida en la meditación y la oración. Al igual que toda la ciudad de Arequipa, Santa Catalina dispuso para su construcción de un material único: el Sillar, una piedra porosa y de dúctil superficie originada de la lava solidificada del volcán que domina el paisaje de los alrededoresde la ciudad, el Misti (5821 m.) y de los otros volcanes flanqueadores como el Chachani (6075 m.) y el Pichupichu (5425 m.).

La manuabilidad de este material de construcción ha hecho posible edificar fachadas imponentes y de finos detalles decorativos impregnados por un "Estilo Mestizo" que marca una identidad propia y única en el continente americano. En Arequipa y especialmente en Santa Catalina se observa la fusión de elementos españoles y nativos a tal punto que generan una creación propia. Lo mestizo indica aqui encuentro, aculturación y nuevos resultados.

Las diferentes características generales de la arquitectura de los siglos XVI y XVII se mantienen aún intactas. Los callejones estrechos y largos, interumpidos por pequeñas plazoletas hacen recordar la influencia arabesca venida también junto con los conquistadores.

iglesia de la compañía: ejemplo de pintura mestiza arequipeña

Muchos rincones de alguna Medina Andalusí se ven reflejados en el interior de Santa Catalina. Sus calles bautizadas con los nombres de Cordova o Sevilla, entre otros, muestran la presencia hispánica y el decorado de las habitaciones con animales mitológicos, flores de cantuta, frutos como la chirimoya hacen sentir la presencia autóctona, indígena.

La composición de este complejo arquitectónico está basada en la ciudadela en sí, sumándose a ella, una pinacoteca con pinturas pertenecientes en su mayoría a artistas mestizos de la llamada Escuela Cuzqueña. La ciudadela presenta diferentes lugares conectados por calles, entre los que destacan el Claustro de los Naranjos, llamado así por la presencia de naranjales que dan sombra a tres grandes cruces de madera situadas en el centro de este acogedor lugar rodeado de arcos sillarescos pintados en un azul celestial. Dignos de mencionar son también el Claustro Mayor, el Patio del Silencio, la Plaza Zocodober, donde todos los domingos después de la misa, las religiosas se reunían para intercambiar, por medio de trueque, objetos que ellas mismas elaboraban, muy al estilo de los zocos árabes, de allí la proveniencia de su nombre.

iglesia de monasterio (1715) vista desde la calle sevilla

Asimismo, las calles Cordova y Sevilla, la lavandería, la gran cocina y la iglesia conforman el la "columna vertical" de este Monasterio, ésta última en piedra de sillar de color natural, algo blanquiperlado, esta coronada por una bella cúpula en forma de media naranja, su altar mayor neo-barrroco es de plata repujada habiendo otro, algo menos pomposo, destinado y en honor a la única monja proveniente del Monasterio que ha sido oficialmente beatificada hace algunos años, Beata Sor Ana de los Angeles.

La Pinacoteca fué establecida después de los trabajos de restauración al que fué sometido el Monasterio antes de abrirse al público, cuando dentro de él, se encontraron diversamente repartidos una valiosa colección de óleos, en su mayoría de carácter religioso, siendo ellos una expresión de la fusión de los sentimientos y valores de la cultura incaica y española, es decir, óleos pertenecientes a la llamada "Escuela Cuzqueña" que se desarrolló en el Perú durante los siglos XVII y XVII. Destacan en ellos los colores fuertes y llamativos como el rojo y azul; diferentes elementos de la naturaleza, como pájaros o follaje son acentuados en las pinturas así como también el acabado muy caracterizado por ese típico distintivo del uso del oro. Cuatrocientas son aproximadamente las obras artísticas aquí expuestas.

A comienzos del nuevo milenio todo el Casco Histórico de Arequipa, incluyendo su inseparable Monasterio de Santa Catalina, fué nombrado por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad por representar majestuosamente la creativa integración de características y técnicas europeas y nativas fundamentales para la expresión cultural de esta parte del planeta.