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Cuba: Bucanero de Cumpleaños
Un comienzo difícil

La mañana comienzo desastroza. Descubrimos que nos faltaban 100$. Por supuesto nadie asumia culpabilidad. Ni el dueño del hotel, ni la encargada de la limpieza jamás habían tenido que resolver una situación semejante. Preferí delegar la discusión del tema a la Latina a mi lado ya que al calor de la plática surgían teorías extrañas. Fuimos interogados si no habíamos gastado 100$ sin darnos cuenta? Los cubanos se rindieron ante la astucia latina de anotar todas las noches la cantida exacta de dinero contenida en nuestra billetera. Desocupamos apresurada pero victoriosamente nuestra habitación.

A mi compañera le indigno y a mi me apeno el ultimo comentario de nuestro anfitrión: "por eso preferimos huéspedes europeos".

Creo que en cuestión de dinero somos ingenuos.

3 horas después y a 170 km de distancia estuve apunto de cometer un gran error al tratar de encender un cigarro en un altar Orisha. Lo reconoci como tal, en el momento que una enojada anciana me gritaba que ese altar con decena de santos y candelas era altar de culto.


Definitivamente necesitaba una cerveza, pero donde encontraba el preciado liquido en una cueva turística? Resulto que era una tarea mas fácil que inicialmente asumido. Pasamos varios rótulos que indicaban donde gastar los estimados dolares, hasta llegar a un gran montículo (la zona de pinar del río esta llena de ellos) con una cueva que ofrecia bar y show incluido. Eramos los únicos turistas, los artistas estaban lejos de ser profesionales pero el ambiente vibraba y prometia diversión tipo caribe. Cuatro cubanos ancianos se preparaban cubas libres exorbitantes (90% ron, 10% Tropi Cola) y las vaciaban a un ritmo desconocido, un gordito bailaba con su pequeña hijta salsa y el animador montaba un gran show sirviendose de varias pelucas.

Al examinar la carta note la ausencia de mi querida Cristal y escogi la desconocida cerveza Bucanero una cerveza fuerte con 5,4%. El diseño de la lata reflejaba mi estado de animo, negro con colores oscuros, el día había comenzado mal. Tome el primer trago y mi alegría comienzo a volver.


Después de cinco cervezas eramos compadres con los ancianos de la mesa vecina, la música era exquisita y estaba en el paraíso. El publico compartia mi estado de animo y no había alma que no bailara. Estábamos en el sitio indicado y era el momento indicado para pedir otra cervecita. De repente supe, porque este día merecia un buen final, eran las 8 de la tarde de un 20 de octubre y desde tempranas horas del día estaba celebrando mi cumpleaños.

Bueno, pedimos otra cerveza y brinde con mi primera

Bucanero de Cumpleaños!

Texto + Fotos: Sönke Schönauer
Traducción: Camila Uzquiano
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