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caiman.de enero - 2001
españa: carlos v.

El Emperador Carlos V. vuelve a Toledo


La última de la serie de exposiciones con motivo del Quinto Centenario del nacimiento del Emperador Carlos V. (Rey Carlos I. de Espana) será la más grande. Tiene lugar en Toledo, la corte capital de su imperio, y batirá todos los récords: por lo menos 250.000 visitantes acuden a ver los más de 400 objetos expuestos. El edificio que acoge la exposición hasta el día 13 de enero de 2001 no podría ser más adecuado. Se trata del majestuoso Hospital renacentista de Santa Cruz, construída en la época de Carlos V. y destinada a ser el museo más importante de Toledo en 1961.

Con motivo de la exposición, recordamos el soberano Carlos V. quien nació el 24 de febrero de 1500 en Gantes (Flandes) y llegó a ser soberano del "imperio en el que nunca se ponía el sol". Si este "Imperator Mundi" hubiera repetido tres décadas después la vuelta al mundo que Magellán y Elcano realizaron 1519 – 1522 en su nombre, se habría convertido en un viaje por sus posesiones.


La fachada plateresca
del Hospital de Santa Cruz
con el escudo de los Mendoza

Aquel "todopoderoso" que en vano intentó de gobernar el mundo, fue intensamente admirado u odiado y llegó al poder como "producto" de una red muy compleja, tejida por la hábil política nupcial de los habsburgos. No queremos entrar en detalles. Sólo lo más importante: su madre, Juana la Loca, se volvió loca seis años después del nacimiento de Carlos, porque no soportaba la temprana muerte de su querido marido Felipe El Hermoso.

Durante meses, estuvo errando por el país, siempre llevando consigo el ataúd con el muerto. De todos los modos, quedó claro que ella no sirvió ni para gobernar el imperio, ni para educar a sus hijos. A causa de repetidos ataques de frenesí, la encerraron en una fortaleza en Tordesillas y mandaron a Carlos a su tía Margareta que le educó Mecheln, la corte de Flandes.

Después de la muerte de su abuelo, Fernando el Católico de Aragón, fue proclamado Rey de España como Carlos I. y en otoño de 1517 llegó a su nuevo reino para asumir el gobierno. Al principio, no resulto nada fácil ser reconocido como Rey para el forastero de sólo 17 años quien apenas supo hablar español. Además, el joven monarca cometió graves errores. Pues, otorgó cargos claves a "extranjeros": su canciller Gattinara era italiano y la sede vacante del entonces mayor arzobispado de Europa – Toledo – la dejó en manos de un borgoñés desconocido, Chièvres. Un escándalo!


Dos gitanas insultan a turistas japonesas
que van a visitar a "Carolus"
En aquélla época, Toledo era la ciudad más importante de Castilla, y en la vida de Carlos V. desempeñó un papel clave. Al principio de su gobierno, el emperador pidió un nuevo impuesto.

La mayoría de las Cortes estaban en contra y sobre todo los representantes de la poderosa Toledo protestaron y se negaron a concederlo.

Cuando el gobierno de Carlos V. les mandó al exilio, estalló la rebelión de los Comuneros en abril de 1520 y muchas ciudades castellanas se unieron a al rebelde cabildo Toledo. El joven Carlos, aún muy poco popular, no notó nada, porque ya estaba en camino a Alemania, donde consiguió – gracias al dinero de los Fúcares – "motivar" a los príncipes del Sacro Imperio Romano-Germánico de ofrecerle la corona imperial. Durante ese tiempo, en Toledo y Castila ardieron las antorchas de la rebelión.

Los Comuneros actuaron bajo el mando de Juan de Padilla y Antonio de Acuña, obispo de Zamora. Éste era nada contento con su modesto obispado y aprovechó la rebelión para iniciar una guerra "privada" a fin de hacerse arzobispo de Toledo y así segundo hombre más poderoso de España. Con esa intención encerró los ilustres miembros del cabildo catedralicio en el claustro de la catedral, exigiendo que lo eligieran arzobispo y revelaran el lugar donde habían escondido la caja. Pero los canónigos en su "sacra prisión" resistieron a la presión y guardaron el secreto de la caja. Después de la derrota decisiva de los Comuneros en Villalar el 23 de abril de 1521, Acuña levantó el "sitio" de la catedral primada y en vano intentó huir a Francia. Antes de su ejecución, nadie pudo privarle al nada santo obispo del placer del excomunlgar a su emperador Carlos V.

Después de su regreso a España, Carlos hizo las paces con su rebelde ciudad Toledo, incluso la eligió como residencia favorita y la diseñó según su gusto arquitectónico. Siempre volvió a ese corazón de Castilla, después de triunfos y derrotas, para recobrar la paz interior.


La catedral de Toledo

En el año 1550, encargó al arquitecto Covarrubias la construcción del nuevo Alcázar en el lugar más alto de la ciudad, así como la ampliación de las murallas. Desde aquéllos días, el escudo imponente de Carlos V., el águila bicéfala adorna de una manera muy poco decente la Puerta Nueva de Bisagra, simbolizando su doble imperio: Sacro Imperio Romano-Germánico y Reino Español-"Indio".

Se puede notar un contraste interesante entre los más bien pequeños, pero ricamente decorados edificios mudéjares (p.ej. sinagogas) de la "Toledo de las Tres Culturas", medieval, cosmopólita y tolerante – y los nuevos "baluartes de la intolerancia". Es que los palacios y conventos de la época de Carlos V. son de fría, casi violenta majestuosidad, una demostración arquitectónica del poder dentro del panorama de la ciudad, y parecen "trompetear": un imperio, un monarca, una fe. Ese lema era el núcleo del programa político del emperador quien empleó toda su energía en la reconstrucción de la unidad de la fe católica. Pero en este asunto fracasó totalmente como se nota en los resultados de la Paz de Augsburgo en 1555, por la que se concedió la libertad de culto a los protestantes alemanes. Después de esa derrota, Carlos V. volvió, muy decepcionado, a su querida residencia Toledo, como si el "Señor del Mundo" hubiera buscado el recogimiento en esta ciudad clerical y la inmensa sombra de su catedral. Pero ya en 1556 abdicó, casi resignado, entregando el trono a su hijo Felipe II. y se retiró en la soledad del monasterio de Yuste, donde murió en 1558.

Después de la retirada del emperador, Toledo cayó en un sueño que duró siglos, quedándo al margen del desarrollo político. Era como si el fracaso de Carlos en su intento de salvar la unidad religiosa bajo el centralismo romano y la pérdida del protagonismo de Toledo hubieran sido directamente entrelazados. Pues ambas instituciones, la iglesia centralista de Roma y la fortaleza medievalde Toledo parecían modelos que dejaban de funcionar. Toledo se convirtió en un "pueblo" arcáico de callejas estrechas en la estepa – lejos de las metrópolis que expandieron en las costas.


Las murallas con las Puertas de Bisagra
Hoy día, el descenso de la antigua residencia imperial resulta una ventaja, ya que Toledo se presenta como una "aldea metropolitana" y ofrece al mundo un conjunto arquitectónico singular y espectacular.
pa`rriba


Pues, Toledo Imperial apenas ha cambiado después de la partida de Carlos V. Es un inmenso museo de monumentos de dos milenios, declarado en su totalidad Patrimonio Universal de la Humanidad por la UNESCO.Y los turistas que visitan la ciudad andan por los bastidores de una casi perfecta ilusión cuando entren por la Puerta Vieja de Bisagra. Es como un viaje por el tiempo que nos lleva cinco siglos al pasado y parece que cada momento Carlos V. podría cabalgar desde el Alcázar a la catedral...

Texto + Fotos: Berthold Volberg


Sugerencias:
La Exposición "Carolus 2000" tiene lugar hasta el día 13 de enero de 2001 en el Museo de Santa Cruz (C. Cervantes 3; 45001 Toledo)

Tel.: 925-221036
Abierto: Domingo 10 – 14 horas
Martes – Sábado: 10 – 14 y 16 – 18.30 horas


Enlaces:

http://www.carolusV.com
http://www.toledo.org
http://cyberspain.com/ciudades-patrimonio/etoledo.htm
http://www.unesco.org/whc

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