logo caiman
caiman.de archivo
venezuela

La Negra, Bud y Tio Rico
Choroní: Caribe venezolano

Desde hacía dos horas que el grupo compuesto por siete estudiantes venezolanos intenta marchar con dirección a la playa. Pero parece que siempre se olvidan de pequeñeses, cosas
poco importantes, o el de necesitar volver a encremarse los labios resecos.

Con el correr del tiempo, los esfuerzos para motivarse a partir, de algunos de los miembros del grupo se hacían cada vez más intensos. De pronto, los enérgicos silbidos y señas parecen dar su efecto: un sonoro sorbido de los retrasados señala el surgimiento de pasos marcantes y acelerados de la tropa acompasados del llamado “voy”.

Pferde in Venezuela
En efecto, el grupo comenzó como de inmediato a ponerse en marcha. Pero Bud, quién se asemeja con el norteamericano Bundy como cortados por la misma tijera, era el único que no se podía acoplar con la velocidad de los otros Integrantes. Con todo el tiempo del mundo y con un cepillo todavía embarrado por la crema dental, atraviesa el patio de la pequeña posada hacia los lavabos. A sus compañeros se les acaba la paciencia y se ponen ya en marcha.

Nosotros también abandonamos el escenario para dedicarnos las próximas tres horas a desayunar sentandonos en una de las dos mesas delante del local llamado la Negra. De acuerdo a las horas del día, atienden en el pequeño mostrador y cocina de este lugar, de tres a seis jóvenes y mujeres mayores de todo color, ofreciendo desde un café con leche hasta un tinto. Esporádicamente, este lugar sirve también como punto de reunión para astutos niños y adultos, quienes con sus triciclos, en épocas especiales como Semana Santa y Año Nuevo, llegan a paralizar el concurrido tráfico con el afán de conseguir una ración de empanadas o de intercambiar sus últimas novedades.

Las empanadas en la Negra son excelentes aunque, como en todo el país, algo grasosas. Conseguimos terminar tres de ellas, para después tener que pagar tributo a esta saciedad enjuagandonos el estómago con mucho jugo, café con leche y tinto. Mientras tanto, allá abajo en el puerto, el camarero del bar terminaba de consumir su sexta ración de mais friturado, para luego saltar repentinamente, y así dejar libre su lugar a las señoras mayores que acababan de entrar en el local. Claro está que éste se dirige seguidamente hacia el mostrador para continuar consumiendo más empanadas.

Al otro lado de la calle se encuentra una segunda Empanadería. Este es el domicilio matinal más querido de los vendedores de helados montados en triciclos, quienes primeramente se cargan de energias, para después poner insegura a toda la playa con la venta de sus helados de marca Efe o Tio Rico transportandolos en esos llamativos triciclos especiales. Su ocupación más querida parece ser el constante sonar de las campanillas colocadas el serie situadas junto al timón de sus vehículos.
Joe Los LLanos - Guide

Al frente y al lado derecho de la Mafia Heladera se encuentra una pequeña tienda de licores, dirigida por una maravillosa pareja capaz de expresar frases de una manera poco usual. Ambos, abuelo y sobrino, dominan las mímicas venezolanas a la perfección. Así el levantamiento lento de la punta de la nariz significa: ¿Qué es lo que desea?, juntar los labios de manera puntiaguda sería: tu estas en la cola y contraer el seño: no le entiendo.

Madres jóvenes y orgullosas melodean de un lugar a otro empujando sus cochecitos o cargando a sus pequeños en brazos.

Joe Los LLanos - Guide
Es un orgullo que impresiona tanto a la vista. Primeramente, estas madres parecerían alcanzar, a través de sus niños, la belleza total; siendo esta apariencia a su vez tomada muy en serio por todos aquellos que las rodean. Sin duda alguna los niños podrían parecer algo así como joyas, a pesar de que a simple vista dan la impresión de ser una carga, y que hacen irradiar en sus cargadoras una luminosidad única.

El tercer café nos proporciona una fuerza emvolvedora que nos permite continuar con nuestro camino. Nos acercamos a la playa, y desde la lejanía tenemos la impresión como si playeros de Ríminis y Benidores se hubieran juntado para mudarse al Caribe. Es la Semana Santa.

Nos abrimos paso a través de sombrillas, cajas de hielo, vendedores de cerveza, botellas de Whisky, Platos Voladores y aletas para nadar, logrando acentarnos después de trecientos metros de recorrido en un pequeño lugar apartado. Colgamos nuestra hamaca, abrimos una Polar fria mirando satisfechos al salvaje tumulto algo lejano.

Joe Los LLanos - Guide
El panorama sobre el agua esta casi libre. Solo una tropa de asalto de la policía se habiá acentado también manteniendo la retaguardia. Ninguna pelea, ningún turista bajo drogas, ninguna alarma de presencia de un tiburón. Los chicos y chicas en uniforme estaban relajados. Con los gorros caídos, los brazos destemplados y los ojos risueños dirigen de reojo sus miradas con dirección a los vendedores de cerveza.

Un buen trabajo!, comentan los vendedores de helados Efe y Tio Rico. Ellos en sus triciclos y un gra esfuerzo pedalero conquistan la playa hasta sus últimos rincones. Y aunque pareciera que todo este esfuero no fuera suficiente, satisfacen la demanda de jóvenes y potenciales clientes ofreciendoles trasladarlos de un lugar a otro con sus triciclos, no dejando de lado, claro está, de sonar sus campanillas en serie.

Más tarde llega el viento y junto con él la arena trata de acentarse en nuestras caras. Después de atravezar Rimini, en la playa algo despejada nos encontramos con el grupo de estudiantes y con Bud, quién al parecer al arribar a la playa con su tardanza, habría sido tomado por sus compañeros por la fuerza y enterrado hasta la garganta dentro de la arena playera y calurosa. Rabioso y agotado por el fuerte sol y agua salada, miraba a los suyos esperando ser pronto liberado. Ello sería posible solo con el entonar de la canción del Lerdo, cuyo ritmo nos siguió hasta el pueblo:
Soy un lerdo, un lerdo;
Soy un gran lerdo, soy un lerdo ...
Joe Los LLanos - Guide

Texto + Fotos: Dirk Klaiber
Traducción: Juan Carlos Castro Díaz


buscar

powered by google


guia/archivo

© caiman.de - imprint - disclaimer - data protection pa´rriba