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caiman.de junio 2000
primer capital americana de la cultura: merida (parte 2)

MERIDA-T’HÓ (YUCATAN, MEXIKO)
LANDSCHAFT MIT IDENTITÄT

Uno de los principales atractivos de Mérida es su posición céntrica, que la convierte en punto de partida para conocer las playas del Caribe, desde el puerto de Progreso hasta el luxo de Cancún o las cabañas de Tulum, las ruinas de Uxmal, Mayapán o Chichén Itzá, la mayor y la más impactante de las ciudades mayas de la península cuyo nombre mitológico significa "la ciudad de los brujos del agua”, las ciudades coloniales de Valladolid y de Campeche, refugio de piratas y paraíso de pescadores, los conventos franciscanos de Izamal o de Maní, el santuario de flamencos de Celestún o la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an.

En pleno municipio de Mérida, a apenas quince minutos de la ciudad, se encuentra Dzibilchaltún, antigua ciudad prehispánica cuyo nombre significa "lugar donde hay escritura sobre las piedras" o "donde hay escritura en las piedras planas”.

Esta urbe maya, que existió desde el año 500 a.C. hasta el año 1500 de nuestra era, es una de las más antiguas de la zona maya. Entre sus monumentos destaca la Casa de las Siete Muñecas, donde cada equinoccio, los días 21 de marzo y septiembre, se puede apreciar el fenómeno equinoccial del ascenso del sol a través de las puertas del monumento.


Saber que el meridano todavía conserva el carácter apacible de la provincia no es lo mismo que llegar a conocerlo. Alegre, pacífico y hospitalario, el habitante de la ciudad no necesita ser advertido sobre la importancia de tratar bien al turista: éste siempre se va satisfecho con el trato recibido por los habitantes de la ciudad.

Muchas mujeres aún visten el huipil, el traje típico de mestiza, bordado de vivos colores. También, muchos hombres, incluso ejecutivos, llevan la guayabera, una camisa de herencia caribeña hecha de lino o algodón, muy generalizada en los países centroamericanos y, por supuesto, del Caribe.

Resultado principalmente de la mezcla de español y maya, aunque también ha habido inmigraciones provenientes de China, Corea y, básicamente, del Líbano, los yucatecos son un buen ejemplo del mestizo americano. Los rasgos híbridos de sus rostros muestran la presencia indudable de la raza maya y la sangre española.

En Mérida, como en todo Yucatán y México, se habla español. Sin embargo, en los pequeños pueblos de los alrededores de la ciudad,


casa de las siete muñecas

donde muchas casas aún tienen las paredes de piedra o de troncos y barro, cubiertas de un tejado de hojas de palmera, la gente sigue hablando en la lengua maya, que ocasionalmente nos puede sorprender también entre las vendedoras y vendedores del mercado. Sin embargo, en el habla usual del yucateco sí es frecuente el uso de palabras mayas que dan a las conversaciones de la región riqueza, carácter y una especial gracia.


frutas
Rica, variada y muy condimentada, la gastronomía yucateca no es sólo un halago al paladar, sino también a la vista, y al mismo tiempo un homenaje al mestizaje, ya que en los platos típicos no sólo hay huellas del pasado indígena,



cuyos ingredientes ocupan todavía un lugar preponderante, sino también se han adaptado, con castiza elegancia, los sabores y materias primas de la gastronomía europea y caribeña, lo que ha dado lugar a un menú peculiar, variado y lleno de sabor.

Especial mención merecen las frutas, como la anona, la ciruela o la guayaba de las que todavía disfrutan los yucatecos de hoy, como lo hicieron sus antepasados mayas.

En la costa están los sabores del mar: el ceviche, el rico tikinxik de mero o el esmedregal, aderezado con achiote y acompañado de verduras, la cerveza, los chiles xcatic o "güeros” y la naranja agria. También hay apetitosos cócteles de camarón, ostión, caracol "chivita”, pulpo y calamar. El más famoso de éstos es el "vuelve a la vida”, que tiene de todo y es realmente un "levanta muertos”.

Al mediodía conviene ir a algún bar a probar las tapas o "botanas” que, cuando uno pide una cerveza bien fría, los anfitriones te obsequian y te las ponen siempre delante.
En toda la península están extendidos los ricos antojitos, por ejemplo los panuchos, que son tortillas con ollejo, rellenas de frijol negro seco, que llevan encima lechuga picada, tomate crudo, pollo deshebrado y chile jalapeño.

También son muy sabrosos los papadzules, cuyo principal ingrediente es la pepita (semilla de calabaza) o los taquitos de tortillas de maíz, que en el interior llevan huevo duro picadito y se remojan luego en salsa de pepita y se bañan con la misma, adornadas con más pepita molida y chiltomate.
Quizá el mejor ejemplo de la comida mestiza sea el queso relleno,


una bola de queso holandés rellena con carne de cerdo molida finamente y aderezada con aceitunas y alcaparras.



ateneo peninsular

El poc-chuc, a su vez, es un elegante guiso de cerdo cocido a la plancha, acompañado con tomate y cebolla morada asados a las brasas. La tradición dicta que se acompañe de frijoles negros colados.

La famosa cochinita pibil en tacos o tortas no necesita mayor presentación: rica y suave carne de cerdo adobada y envuelta en hojas de plátano, horneada - al modo tradicional - bajo tierra, en una lata especial, en la que permanece enterrada durante varias horas. El aderezo ideal es la cebolla picada con jugo de naranja agria y chile molido.

Y para que no falten las aves, una sabrosa y nutritiva comida es la sopa de lima que consiste en un caldo con trozos de pechuga de pollo, acompañado con tiritas de tortillas fritas y una rebanada de lima que le da un toque de especial sabor. Por supuesto que todo este repertorio gastronómico se puede acompañar también del rico chile habanero, "santo y seña” de la comida yucateca.

Y un párrafo más para hablar de los postres. Por un lado están las antiguas recetas caseras de frutas almibaradas como papaya, ciricote y nancen; por el otro, los dulces típicos como los zapotitos o frutas de pepita, la melcocha de miel y huevo, y las piñonatas de coco y pepita; y, finalmente, la herencia europea, vertida en exquisitas versiones de la repostería internacional, como los dulces de almendra, la torta de cielo, los pasteles o "cakes”, los merengues y el helado de vainilla antigua o "mantecado”. Y, para acabar, una copita de anís xtabentún.


puerta iglesia
Mérida vive el año 2000 en una fiesta continua. La ciudad ha acogido la capitalidad cultural americana con el orgullo de vivirla.
Mérida tiene una oferta cultural permanente, entretenimiento gratuito y numerosas actividades por hacer.


Es la ciudad-festival por antonomasia, fiesta urbana en su máxima expresión, todos los días todo el día, claro, sin detener el funcionamiento lógico de toda urbe normal.

Así, desde el lunes hasta el domingo, a toda hora y para todos los públicos, los teatros y escenarios, plazas y galerías meridanos ofrecen innumerables espectáculos y eventos, gratuitos en su mayoría: desde música folclórica hasta internacional, funciones de danza clásica, jazz, teatro contemporáneo y clásico, conciertos juveniles, conferencias, congresos, desfiles, paradas, ferias de libros, exposiciones plásticas de artistas internacionales, eventos deportivos, marchas y peregrinaciones religiosas, concursos literarios y artísticos, presentaciones de libros y otras ediciones especiales con motivo del año de la capitalidad.

En total, la suma es impresionante: Mérida espera alcanzar antes de finales del año 2000 y término de su capitalidad cultural la imponente cifra de tres mil eventos culturales, y además dejar en la fisonomía e historia urbana huella permanente del paso de esta capitalidad.


mestizas

Los domingos por la noche en la Plaza Grande hay una gran fiesta. Se pueden comprar artesanías y regalos o probar platos típicos.
No falta la música, y la gente pasea tranquilamente por las calles cerradas al tráfico de vehículos.



Los tríos de trovadores esperan en la Plaza Grande a algún romántico enamorado para acompañarlo a casa de su novia y cantarle bellas canciones de amor. Son típicas las serenatas, como las veladas de los jueves por la noche en la Plaza de Santa Lucía, y los yucatecos son amantes de las canciones de amor.

Yucatán es un pueblo con excelentes músicos, compositores y cantantes: Armando Manzanero es su exponente actual más conocido.
Mérida es una ciudad con un gran patrimonio cultural, aunque una buena parte de su riqueza arquitectónica prehispánica, colonial y contemporánea se ha perdido por falta de protección y de gestión oficial. Mérida fue y sigue siendo una capital para el Mayab y para todo el continente americano, un gran pueblo con un paisaje y un especial sentido de identidad.

Para los mayas modernos, sigue siendo, con prestigio, T’ho, y al mismo tiempo, para los descendientes de los blancos, Mérida no pierde aún aquel rancio orgullo colonial. Es una ciudad rica y viva, con encantos exóticos y excitantes, de profundos contrastes, es ciudad blanca, verde y azul, es ciudad que encanta y que nos roba el corazón a cada instante.

Así es la Capital Americana de la Cultura 2000.


capital americana de la cultura 2000: merida (parte 1)

Casa de las Siete Muñecas, Dzibilchaltún (monumento maya)

La Casa de las Siete Muñecas, observatorio maya, recibió su nombre de las siete figurillas encontradas en su interior. El templo, construido a principios del Clásico Tardío en Dzibilchaltún, dentro del área municipal de Mérida, era utilizado para registrar el movimiento solar.

Frutas tropicales
Las frutas tropicales - ciricote, papaya, nance, mango, tamarindo, naranja agria... - son la parte imprescindible de la rica gastronomía yucateca.

Detalle de la fachada del Ateneo Peninsular

Actual Museo del Arte Contemporáneo, se encuentra en una de las esquinas de la Plaza Grande o Plaza de las Armas de Mérida. Otros edificios importantes
en la Plaza Grande son la Catedral, el Palacio Municipal, la Casa de Francisco de Montejo, fundador de Mérida, y el Palacio de Gobierno.

Puerta iglesia
Entrada de una de las pequeñas iglesias de la ciudad de Mérida.

Mestizas
El traje de la mestiza, terno, de algodón, lino o seda blanca, está ricamente bordado de punto de cruz y de colores vistosos, y se lleva con un rebozo y zapatillas blancas, rosarios de filigrana o coral y una soguilla, cadena de oro, con su medalla. Los aretes también son de filigrana y coral y un hermoso lazo adorna el pelo recogido. Las alhajas constituyeron para la mestiza su ahorro y su independencia económica.

pa`rriba


para más informaciones contacta:
jvrsalovic@cac-acc.org
(Jadranka Vrsalovic)


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