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caiman.de diciembre 2000
argentina

Charly en el país de las maravillas
La angustia de los argentinos en la última dictadura militar en la lírica de Charla

El terrorismo en este mundo siempre es atroz – no importa dónde y cómo se articula. Paraliza a la gente y destruye sus esperanzas. El estallido de una bomba en un café, la destrucción de un edificio, los secuestros. En la mayoría de los casos los terroristas lanzan sus ataques contra la élite política o económica. Pero siempre hubo y habrá casos en los cuales es al revés:

El 24 de Marzo 1976 se produjo el golpe militar generando la caída de la presidenta Isabel Perón, que gobernaba entonces. Ese hecho introdujo la época del llamado Proceso de Reorganización Nacional. Durante ese tiempo (1976 – 1982) la junta militar que ocupó el poder desarrolló un plan para dominar a la población por el medio de un terrorismo estatal. El objetivo era paralizar a los ciudadanos a través del miedo y así reorganizar las estructuras de la sociedad según el concepto de la Doctrina de la seguridad Nacional.

Solamente después se reveló que en realidad fue para robar 50.000.000 US-$, en préstamos que pedían para empresas estatales, pero que no invertían en dichas empresas. Sino que giraban a cuentas numeradas en Suiza. Esto fue denunciado por la esposa de un militar cuando pidió el divorcio. Ese dinero forma aún parte de la Déuda Externa de la Argentina.

La tortura, los secuentros y detenciones clandestinas y los asesinatos fueron las heramientas que se utilizaron para llevar a cabo este proceso macabro con un lamentable resultado: 30.000 argentinos desaparecidos. Entre ellos médicos, estudiantes, monjas, sacerdotes y arzobispos, escritores, políticos, jueces, agricultores y guerilleros. Así como trabajadores, maestros, científicos, artistas, periodistas, bebes y ninos. Una combinación, aparentemente sin lógica, de distintas profesiones, edades y capas sociales. Nadie lograba entender, a quien y por qué exactamente los militares buscaban. La minoría de los secuestrados participaba de organizaciones guerrilleras. La única conclusión posible era, que le podía tocar a cualquier argentino.

Como los secuestros se hacían la mayoría de las veces en forma secreta, creció durante seis anos un ambiente que provocaba entre el pueblo ignorancia, en un lado y paranoia en el otro.

En esa época la literatura, la música y los medios de comunicación estaban subordinados bajo una censura muy fuerte del estado. Nadie podía criticar o, menos aún, resistir. El solo hecho de poseer el libro "El principito” de Antoine Saint Exupéry clasificaba la gente como enemigo público.

Solamente en los últimos años de la dictadura (1980 – 1982) unos cuantos músicos se atrevieron a tematizar la represión en sus canciones. Entre ellos, se destaca la cantante Mercedes Sosa quien se hizo más famosa en Europa en esa época. Ella soportaba tres amenazas de bomba durante sus conciertos hasta que se exilió. Otro nombre es León Gieco. El, ya desde los comienzos de los años setenta, había sido famoso en la ola del rock nacional en la Argentina. Un día se tuvo que largar al sur del país: Los militares lo habían invitado, junto con otros músicos y compositores de rock y le habían dejado bien claro que su voz ya era demasiado fuerte en el pueblo. Pero por encima de todos estaba Charly García quien describía la situación dramática en sus canciones.

Tuvo mucha repercusión la "Canción de Alicia en el país”, referiéndose al país de las maravillas, García acercaba esta canción a la novela de Lewis Carroll, y expresaba sus pensamientos en metáforas ambigüas para evitar la represión estatal.


Canción de Alicia en el país

Quién sabe, Alicia, este país
no estuvo hecho porque sí.
Te vas a ir, vas a salir,
pero te quedás.
?Dónde mas vas a ir?
Es que aquí ?sabes?
el trabalenguas traba lenguas,
el asesino te asesina
y es mucho para tí.
Se acabó ese juego que te hacía feliz...

No cuentes lo que viste en los jardínes,
el sueño acabó;
ya no hay morsas ni tortugas.
Un rio de cabezas aplastadas por el mismo pie
juegan cricket bajo la luna.
"Estamos en la tierra de nadie,
pero es mía.
Los inocentes son los culpables,"
dice su señoría el Rey de Espadas.

No cuentes que hay detrás de aquel espejo;
no tendrás poder,
ni abogados ni testigos.
Enciende los candiles que los brujos
piensan en volver
a nublarnos el camino.
Estamos en la tierra de todos
en la mira.
Sobre el pasado y sobre el futuro
ruina sobre ruina,
querida Alicia.


Se podría deducir que García criticaba de una manera deliberadamente abierta los acontecimientos horribles bajo la junta militar. Pero los juegos de palabras y la aproximación a la nena inocente, que viaja por su propio mundo de suenos, ayudaron a que su canción no fuera censurada y a que él no fuera secuestrado por las manos de los torturadores.

En la novela de Carroll el trabalenguas es una persona muy simpática que le hace reir a Alicia. Pero el cantante lo usó para indicar los métodos de tortura: La mayoría de las veces se colocaba a los secuestrados sobre una mesa y se los picaneaba – en la boca. Además el trabalenguas hace referencia a la falta de libertad de expresión.

El segundo párrafo introduce con el aviso de no contar "lo que viste en los jardínes” – que sucedía en el país: el sueño acabó; ya no hay morsas ni tortugas. Con esos dos animales el cantante se refiere al presidente Illía. El gobernaba después de la caída de Juan Domingo Perón. Esa temporada se caracterizó por una – para la Argentina – notable estabilidad política y económica. Puesto en contraste con un «río de cabezas aplastadas por el mismo pie», que marcaba la pauta de la "barrida” que se había llevado a cabo y que salía a la luz anos después.

"Los inocentes son los culpables” reafirmando que ese fin de juego alteró todos los valores con los que los argentinos se tenían que manejar hasta ese entonces, dictaminado por "su senoría el Rey de Espadas” que no es otro que la junta militar.

"No cuentes que hay detrás de aquel espejo; no tendrás poder, ni abogados ni testigos.” denota el estado de silencio en el cual los argentinos se encontraban inmersos, totalmente indefensos. Y termina la canción con la resignación que se deducía de las experiencias de los años pasados y el pesimismo que les quedaba pensando en el futuro: "Sobre el pasado y sobre el futuro, ruina sobre ruina, querida Alicia.

Como lo ya mencionado en el caso de León Gieco, muchos de los artistas argentinos estaban invitados para "desayunar” con los generales. Ellos aprovechaban la "oportunidad" para interrogar a sus invitados sobre su opinión de la situación actual en el país. Pero, a la vez, les dejaban en claro los peligros, que podían suceder, aunque en forma velada, nunca en amenazas concretas.

En el ano 1979 Charly García recibió su invitación para tal tipo de desayuno. Temprano en la mañana se tenía que encontrar con Arguindeguy, Ministro del Interior de Videla. Por sus crueldades los argentinos en secreto lo llamaban el "diablo”. Un tiempo después, en aproximación a esa cita, el cantante y su grupo "Seru Giran” escribieron la canción: "Encuentro con el diablo”:



Encuentro con el diablo

Nunca pensé encontrarme con el diablo
Tan vivo y sano como vos y yo,
tenía la risa que le dan los años,
y la confianza que le da el temor.

Nunca pensé encontrarme con el sabio,
que te analiza como una educación,
que espera una respuesta de mis labios
mientras estoy cantando está canción.

Yo sólo soy un pedazo de tierra,
no me confunda señor, por favor.

Nunca pensé encontrarme con el jefe,
en su oficina de tan buen humor,
pidiendome que diga lo pienso,
que pienso yo de nuestra situación.
Yo sólo soy un pedazo de tierra,
no me confunda señor, por favor.
Yo sólo soy uno mas en la tierra,
yo sólo soy uno mas bajo el sol.

!Qué tensión que hay en el ambiente!
!Cuantos pensarían como yo!
Si las papas están calientes,
?Por que ser yo
que dé el primer mordiscón?

Nunca pensé encontrarme con el diablo
tan vivo y sano como vos y yo,
pidiendome que diga lo que pienso,
que pienso yo de nuestra situación,
esto es lo que pienso nena:

Yo sólo soy un pedazo de tierra,
no me confunda señor, por favor.
Yo sólo soy uno mas en la tierra,
yo sólo soy uno mas bajo el sol.


NNormalmente para el ser humano la guerra tiene conecuencias similares a las del terrorismo, salvo su omnipresencia. En la Argentina esto se demostraba de una forma diferente:

En abril de 1982 la Junta Militar ordena ocupar las Islas Malvinas (los "Falkland Islands”) en un intento por reintegrarlas al territorio nacional. Con el grito de guerra "Las Malvinas son nuestras” manejaron el patriotismo entre la gente. Así entraron en guerra con Gran Bretaña. Tres meses después, en junio del 1982, los ingleses habían ganado.

El final de la Guerra de las Malvinas significó el término de la dictadura. Con la lucha por el poder internacional el "Proceso de la Reorganización Nacional” había cavado su propia tumba. Habían perdido la base de su poder – el apoyo fundamental del ejército.

La mayoría de los argentinos necesitó mucho tiempo hasta lograr deshacerse de la paranoia y del estadío de paralización en el que vivieron durante años. Habían desaprendido de sentirse seguros en su propio país. Ya en la época de la dictadura se escapaban, quienes se lo podían permitir económicamente, al Brasil para el veraneo. Para sentirse libres, por lo menos un poco de tiempo. Y así sucedió que, también, después de la caída de los militares, los argentinos asociaban libertad y ligereza con la alegría brasileña. Mientras en su propio país la gente no lo podía encontrar.

En una canción, que Charly escribió despúes del derrocamiento de los generales, pedía a sus compatriotas, de perder su miedo y de, por fin, disfrutar de la vida. El no quería volverse tan loco, cantaba en los recitales. Quería despertar a su pueblo. No quería provocar, sino ver al mundo de fiesta. Quería sentir que estaba vivo – "la alegría no sólo es brasileña”.


Yo no quiero volverme tan loco

Yo no quiero volverme tan loco,
yo no quiero vestirme de rojo,
yo no quiero morirme en el mundo hoy.
Yo no quiero ya verte tan triste,
yo no quiero saber loque hiciste.
Yo no quiero esta pena en el corazón.

Escucho el beat en el tambor
Entre la desolacíón de una radio
En una calle desierta.
Están las paredes cerradas
Y las ventanas también –
No será que nuestra gente está muerta?

Presiento el fin de un amor
En la era del color,
la televisión está en las vidrerías –
toda esta gente parada
que tiene grasa en la piel
no se entera ni que el mundo da vueltas.

Yo no quiero meterme en problemas,
yo no quiero asuntos que queman,
yo tan sólo les digo que es un bajón.
Yo no quiero sembrar la anarquía,
yo quiero vivir como digan,
tengo algo que late en mi corazón.
Escucho un tango y un rock
Y presiento que soy yo
Y quisiera ver al mundo de fiesta.
Veo tantas chicas castradas
Y tantos tantos que al fin
Yo no se si vivir tanto les cuesta.

Yo quiero ver muchos más
Delirantes por ahí,
bailando en una calle cualquiera;
en Buenos Aires se ve
que ya no hay tiempo de más,
la alegría no sólo es brasileña.

Yo no quiero vivir paranóico,
yo no quiero ver chicos con odio,
yo no quiero sentir esta depresión.
Voy buscando el placer de estar vivo,
no me importa si soy un bandido,
voy pateando basura en el callejón.
(Yo nunca quise estar loco...
yo creo que todo es una mentira).
pa`rriba



Texto: Lars Borchert

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