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caiman.de marzo 2001
españa: cádiz

Cádiz: Un Paseo por la Ciudad de la Luz

En la paleta del pintor no existen colores de claridad y
fuerza luminosa adecuadas para reproducir la visión
deslumbrante de Cádiz. Sólo hay dos matices que dominan
aquí: azul celeste y blanco...No se puede imaginar algo más
radiante, una luz tan dispersa y a la vez tan
resplandeciente. Sea dicho francamente: lo que llamamos
"sol" en el norte de Europa - comparado con la luz de Cádiz
es sólo una pálida luz de vela casi apagada en la mesita de
noche de un enfermo..."
(Théophile Gautier: "Viaje por Andalucía", París 1843)


Cádiz: Desde el Paseo Marítimo se ve la imagen dominante de la catedral

Hay que estar de acuerdo con Gautier y su definición breve y poética de Cádiz, porque hoy día sigue siendo acertada. Sobre todo llegando por la mar, la ciudad se eleva de la bahía como una montaña de luz diáfana. Siendo el centro dela Costa de la Luz, esta ciudad blanca está situada en una punta casi totalmente rodeada de la mar. Durante días despejados parece un inmenso reflector de la luz atlántica. Y aquí, casi cada día es sereno y sin nubes - salvo algunos de diciembre o enero, ya que las estadísticas demuestran que Cádiz es el lugar con el mayor número de horas de sol en Europa (unos 310 días despejados al año).

Se podría suponer, pues, que los casi 160000 habitantes de esta alegre ciudad mimada por el sol y dotada de media docena de playas bonitas vayan a dedicar su tiempo a la vida despreocupada y al bronceado de su piel. Pero otra estadística récord se opone a la "Dolce Vita": Cádiz es también la ciudad con la tasa más alta de desempleo en España (más de un 20 %). Así que muchos gaditanos tienen que dedicarse contra su voluntad a la ociosidad. La delicada situación de los astilleros del puerto, los patronos más importantes de Cádiz, han causado alguna y otra ola de despedida de obreros durante las tres últimas décadas. Los efectos sobrevinieron la ciudad portuaria como cataclismos y el futuro de ese ramo industrial sigue incierto.

Después de llegar a Cádiz en barco, dejando atrás la laboriosidad ruidosa del puerto, conviene adentrarse en las callejas de su casco antiguo. Durante la siesta parecen casi desiertos y silenciosos, y una luz trasparente se derrama desde un cielo de azul despiadado. En el centrose busca - casi en vano - monumentos históricos de singular importancia.

Un hecho sorprendente, ya que Cádiz es la ciudad más antigua de Europa, fundada casi 1200 años antes de Cristo por los fenicios.

Inmaculada barroca de Vergara
en una capilla del coro
de la catedral

Son los ingleses los
responsables principales de la destrucción repetida por la que de su historia trimilenaria apenas queda nada en la ciudad que sea más antigua que la época barroca. Pues, por el "Comercio de Indias", la ciudad floreció y por su riqueza y belleza obtuvo el nombre popular y cariñoso "la tacita de plata". Pero así también llegó a ser un objeto de la codicia de los piratas ingleses. En los años "apocalípticos" de 1587 y 1596, Sir Francis Drake (quien de Sir tenía muy poco) y el Marqués de Essex saquearon la ciudad y la destruyeron casi completamente. Así se explica la falta relativa de monumentos árabes, góticos y mudéjares. Hoy día, Cádiz se presenta en su casco antiguo como ciudad de los siglos XVIII y XIX. Sus monumentos más representativos datan de la época después de 1717, cuando el monopolio del comercio de Indias con los virreinatos americanos se trasladó de Sevilla a Cádiz, trayendo un auge económico considerable.


"Goooool!!
La catedral también sirve
como una portería de fútbol
Se inició la construcción de la catedral que tardó hasta el año 1838.

Como muchas catedrales españolas, parece casi demasiado grande, una manifestación arquitectónica de "sacra megalomanía". Es una ampulosa obra imperfecta, fragmentaria - aunque guarda en su interior orfebrería e imaginería de mérito.

Muchas de esas obras de arte son más antiguas que el mismo edificio, como la famosa "Custodia del Millón", la más grande del mundo, de 5 metros de altura y plata maciza (siglo XVII), o el magnífico "Ecce Homo" de la gran escultora sevillana Luisa Roldán ("La Roldana").

Pero se siente que la gran "época de las catedrales" ya había pasado cuando colocaron la primera piedra de la catedral gaditana en 1720. Aparte de unos elementos del Barroco tardío, se trata de un templo del neoclasicismo inspirada tal vez en la catedral renacentista de Granada.

Pero los distintos elementos del edificio no armonizan en conjunto: la fachada neoclásica con sus dos torres macizas y el raro contraste entre la piedra parduzca y el mármol blanco. Parece como sí las enormes dimensiones del templo quisieran desviar la atención de tales "dudas estilísticas". Pues, a pesar de su tamaño, la catedral de Cádiz no puede compararse con las de Granada o Sevilla, donde lograron combinar partes contrastantes armónicamente.


"Contraste: Casa arruinada al lado
de la cúpula catedralicia
Sin embargo, Cádiz no necesita monumentos destacados, ya que puede disponer de dos elementos decisivos que le dan su encanto maravilloso: esa Luz (con mayúscula!) incomparable que dió su nombre a esa costa atlántica, y su situación magnífica entre la bahía y las playas del oeste. Casi como en una isla, se amontonan las casas altas del casco antiguo y apenas hay una calle desde la que no se pueda ver la mar como desde el mástil de un barco.

Cádiz parece ser construída en medio dde la bahía, un yate blanco cuya proa se eleva hacia la infinidad azulada. Aunque de cerca, pasando por algunos rincones de la ciudad que de lejos parece de pura blancura, se puede notar a veces el "discreto encanto de decadencia ruinosa" que recuerda a La Habana cubana. Conociendo el lustre de las metrópolis del turismo en Andalucía, aquí en Cádiz sorprende el gran número de casas arruinadas. Incluso directamente al lado de la catedral hay dos lúgubres ruinas...

Una excursión a Cádiz suele terminar con una - casi obligatoria - puesta del sol "de lujo", vista p.ej. desde la Playa de la Caleta. Si se sale en tren de Cádiz, se puede ver que la punta que une la ciudad con la "tierra firme" a veces sólo tiene unos 50 metros de anchura. Entre dos mares sólo hay sitioo para la línea ferroviaria y la carretera paralela. Parece como sí las olas alcanzaran al tren. No resulta difícil imaginar que esta punta era fácil a defender por tierra.

La catedral vieja de Cádiz

Y en el año 1812 llegó la hora de la verdad cuando Cádiz pudo aprovechar su situación estratégica. Toda España fue ocupada por las legiones de Napoleón - salvo la fortaleza de Cádiz que se convirtió en una "isla rebelde de la libertad". Los diputados de las Cortes de Madrid se habían retirado hasta aquí. En este lugar del extermo sudoeste de Europa se reunieron en la iglesia de San Felipe Neri para elaborar una nueva constitución para España.


Angelitos que bailan encima de
la cúpula de la cripta
La gente de Cádiz, orgullosa de esa constitución, sorprendentemente liberal, la bautizaron "La Pepa", porque fue proclamada el 19 de marzo, día de San José. Pero en el resto de España no entró en vigor, y después de la Guerra de Independencia regresó el tirano Fernando VII desde su exilio y asumió de nuevo poder absoluto.

Aquél Rey Borbón era sin duda una de las más indignas criaturas que jamás ocuparon el trono en España.

La lista de sus mentiras e intrigas es infinita. El pueblo español debía sentirse traicionado por su propio soberano, el que trató a sus súbditos peor que Napoleón. Así que en 1820 estalló una rebelión, en la que Cádiz de nuevo desempeñó un papel clave. Aquí hicieron prisionero al Rey quien pidió auxilio - a los franceses! Esa vez, la fortaleza de Cádiz no pudo defenderse y los franceses ocuparon la ciudad en 1823, liberaron al tirano. Y ese fantoche de Fernando VII podía seguir dedicándose a sus actividades favoritas: la persecución de liberales y "herejes". Pero hasta hoy día, los habitantes de la orgullosa Cádiz han sabido mantener su espíritu rebelde y liberal. Pues, toda Cádiz está llena de monumentos dedicados a "La Pepa". Además, en Cádiz se celebra el Carnaval más popular y político de la España europea, y no es por casualidad que aquí nació la forma más alegre y "luminosa" del Flamenco, las "Cantiñas" de Cádiz que casi hacen perceptible al oído la luz diáfana de la costa atlántica.

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Texto + Fotos: Berthold Volberg

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