caiman.de julio 2001

El „Gran Teatro del Mundo“ de Calderón en una “Casa de Muñecas”:
Una visita al XXIV. Festival Internacional de Teatro Clásico en Almagro

“Don Rodrigo…que a tan alto
lugar os trajo el valor…
…Y así vengo a aconsejaros
que juntéis los caballeros
de Calatrava en Almagro… »
(Lope de Vega :« Fuenteovejuna », 1618)

¿Almagro? Incluso muchos de los turistas extranjeros « en busca de cultura », de los que cada año más descubren España como destino número uno, tendrán que admitir que desconocen este lugar. Y en los mapas actuales de Europa normalmente buscaríamos en vano el nombre « Almagro ». No así en los siglos XVI y XVII, cuando Almagro se mencionó en tantas comedias del teatro clásico español y se encontró en cada mapa.
Pues, Almagro pertenece a aquellas villas monumentales españolas que durante el Siglo de Oro desempeñaron un papel de protagonista en el escenario de la historia, y a comienzos de la modernidad, se retiraron de la escena, reducidas a comparsas. Almagro constituye un ejemplo muy especial. Hoy día, parece un pueblo un poco dormido de 8000 habitantes, casi olvidado en la vastedad de la estepa de la Mancha. Pero aquí, en cada calleja y cada rincón sopla el hálito de la historia gloriosa y fama de caballeros. Como ya demuestran los versos citados de la obra “Fuenteovejuna” de Lope de Vega, Almagro fue la sede de la orden militar más antigua y poderosa de España: la Orden de Calatrava (fundada en 1158). A unos 20 Kilómetros al sur de Almagro, se puede visitar el gigantesco, medio arruinado castillo de los Caballeros de Calatrava. En la villa misma, numerosos escudos soberbios en las fachadas y muchos conventos dan testimonio de la presencia centenaria de los caballeros de la cruz de rojo encarnado en este lugar. Durante la Reconquista y hasta dos siglos después eran ellos a veces los « dueños secretos » de España.

Pero aquí no sólo se formó historia política, sino durante un par de décadas del siglo XVI, Almagro desempeñó un papel principal como centro de comercio y asuntos financieros. En el año 1525, el Emperador Carlos V. concedió todos los beneficios de la mina de mercurio más grande del mundo, en la cercana Almadén, a los banqueros alemanes de los Fúcares para pagarles de esa manera las deudas de su coronación. Es que los Fúcares habían «motivado» con bastante dinero a los príncipes del Sacro Imperio de elegir Carlos V. como emperador. Bajo la dirección de los Fúcares, Almagro se hizo una especie de « Wall Street en la estepa », uno de los más importantes centros comerciales del suroeste de Europa. Aquí no sólo hicieron negocios con el mercurio de Almadén, sino también con lana y vino. La nueva nobleza de dinero donó conventos e iglesias y construyó palacios – y reformó la Plaza Mayor en un peculiar estilo nórdico, enmaderado. Pero a principios del siglo XIX, por la gran crisis económica durante y después de la Guerra de la Independencia contra Napoleón, la antaño rica villa iba decayendo hasta ser tan sólo un pueblo apartado en una provincia casi olvidada.
Pero hoy día, Almagro es todo un Museo del Renacimiento español, abundantemente colmado de docenas de iglesias monumentales, aunque a veces necesitarían con urgencia una restauración. Ahora, el Ayuntamiento de Almagro está solicitando que la UNESCO declare este bello conjunto arquitectónico como Patrimonio Universal de la Humanidad. Aparte de estas iniciativas, parece un pueblo medio dormido en el mar antiguo de la meseta más grande de Europa.
Pero durante tres semanas en pleno verano, Almagro despierta de su sueño de Hermosa Durmiente, evocando su pasado glorioso. El XXIV. Festival Internacional de Teatro Clásico (este año tiene lugar del 5 hasta el 29 de julio) es el más importante festival de este tipo en España. ¿Por qué aquí en un pueblo? La respuesta resulta fácil, porque el tesoro más grande de Almagro no es el “arca de los Fúcares” que se expone en el Ayuntamiento, sino el único Corral de Comedias originalmente conservado que queda en España. Naturalmente, en este escenario representan sobre todo comedias de autores clásicos de España como Lope de Vega o Calderón de la Barca. Pero también obras de Shakespeare y Molière. El Festival ha crecido considerablemente durante la última década, este año hay siete escenarios diferentes y la bonita oferta de “Teatro Infantil”.
Al entrar por primera vez en el famoso Corral de Comedias, también se pensará en un teatro para niños. Pues, habiendo esperado un edificio monumental y mucho más grande, la reacción más espontánea puede ser la decepción. El Corral parece una casita pequeña y graciosa que recuerda a cuentos. ¿Será un escenario digno para el magnífico drama “La Vida es Sueño” de Calderón o para su famoso “Gran Teatro del Mundo”?
La sala de espectadores se encuentra en el patio el que con las muy pequeñas sillas de madera
tiene aspecto de una « casa de muñecas”. Todo en este edificio parece más chico de lo normal. Será que los actores y espectadores contemporáneos de Calderón fueron más pequeños que los actuales. Seguramente, fueron más acostumbrados a asientos más duros, porque las sillitas bonitas de madera son aún más incómodas de lo que parecen.
Pero cuando a las once de la noche comienza la representación, cesa todo escepticismo. En el momento cuando la bella Rosaura recita los primeros versos de “La Vida es Sueño” hacia el cielo estrellado, como si fueran fórmulas mágicas, vuelve el encanto del Barroco. Y vuelva la fascinación por la idea genial de que toda felicidad y miseria humana, toda riquza y pobreza, son sólo un sueño del que cada uno en cualquier momento puede despertar, sea por la muerte o sea por la fuerza del destino.
Cuando de noche se sale de este “sueño de teatro”, a las callejas de Almagro, iluminadas por antiguos faroles, todo está evocando como un eco los siguientes versos de Calderón, ya que también reflejan el destino de esta villa aristocrática, que de nuevo se dormirá cuando las puertas del Festival se cierren, soñando de pasado esplendor:

« …desvanecida entre sombras
la grandeza y el poder,
la majestad y la pompa.
Sepamos aprovechar
este rato que nos toca…
…que toda la dicha humana
en fin pasa como sueño.”
(Calderón de la Barca: “La Vida es Sueño”, 1635)

texto y fotos: berthold volberg