caiman.de 10/2007

[art_2] Peru: La voz de los incas - Yma Sumac

Todavía es una milagrosa criatura musical con una voz más poderosa que la de cualquier cantante de ópera, carismática, misteriosa y de una magnífica belleza.
Hablamos de Zoila Augusta Emperatriz Chavarri del Castillo, conocida también bajo su nombre artístico Yma Sumac.

Su historia está hecha de la misma materia que las leyendas, con sus cuerdas vocales logra encender verdaderas obras pirotécnicas y su árbol genealógico se remonta hasta el último emperador inca Atahualpa que fue asesinado por el español Pizarro en 1533 durante la conquista del Perú.

Este ilustre orígen le fue confirmada en 1946 por el Consul General Peruano en los EEUU por escrito.

Con ello se le puso fin a los rumores que la acusaban de ser una simple ama de casa de Brooklyn cuyo verdadero nombre era Amy Camus.

En realidad, Yma Sumac procede de Ichocán, un pueblo en el distrito de Cajamarca en la meseta del Perú. Su espléndida carrera la llevaría hasta Hollywood, donde logró fama mundial pasajera con su extraordinaria voz de cuatro y media octavas y una puñada de discos.

Su aventurera historia comienza, según "La crónica", un periodico peruano, en 1939 en su pueblo natal. Con apenas 12 años de edad, Yma canta allí en ocasiones especiales canciones escogidas en quechua. En una fiesta tradicional en honor al Dios del Sol, Inti Wantanam fue descubierta por un empleado de gobierno que la lleva junto con su familia a Lima. A los 14 años se casa con él que posteriormente sería su manager y asesor de musica, Moisés Vivanco. En los años siguientes viajaría con él y su Compañía Peruana de Arte por toda Latinoamérica, grabando discos, participando en películas y programas de radio. Se la celebra tormentosamente como estrella del folklore.

En los años 40 se muda hacia Nueva York, dónde el éxito se hace esperar: su repertorio es demasiado insólito, los producentes de aquellos tiempos se sienten extrañados. A quién se le ocurre cantar simples canciones folklóricas cuando tiene la capacidad de usar las árias más difíciles como simples ejercícios gimnásticos para las cuerdas vocales?

Yma Sumac tiene que decidirse entre la música clásica y sus raíces latinoamericanos. Realmente no tiene opción: su estilo excéntrico la tilda como una testaruda y curiosa dama. Durante años viaja a lo largo y ancho del país, se conforma con pequeños contratos y su familia vive principalmente de la venta de atún.

Recién su descubrimiento por Capitol Records que la invita a Hollywood trae finalmente el deseado éxito. Su primer disco, Voice of the Xtabay (1950), impacta como una bomba y se convierte en poquísimo tiempo en un bestseller. Su enorme variedad de tonos – puede cantar todo de bajo hasta soprano coloratura -, sus increíbles cambios de cantos líricos de coloratura a retumbos, rugidos y gruñidos fascinan al mundo de la música y a su público.
La autopresentación de Yma como alta sacerdotiza de los incas y Virgen del Sol dan en el punto del tiempo. Un halo místico, exótico e intransparente envuelve su persona.

Que tuviera éxito en este tiempo es explicable por el hecho de recién haber pasado el susto de la Segunda Guerra Mundial, y que la gente huía hacia en entretenimiento ligero. En el continente del Norte de América existía un deslumbramiento por los países "exóticos" del Sur. Seguramente, los explícitos reportajes del descubrimiento del legendario Macchú Pichú (1911) en los años treinta contribuían a la fascinación. La figura de la "princesa incaíca cantando"armonizaba con la nostaljia por lo misterioso de la gente.

Para la artista peruana se suceden precipitadamente un musical en el Broadway, una película en Hollywood con Charlton Heston en la cual ella se autointerpreta – una princesa inca - (The secret of the Inca, 1952/53), y cuatro discos de larga duración.

Su perfecta música de entretenimiento se puede disfrutar de manera más magnífica en su album más vendido y conocido "Mambo!" de 1955, un homenaje a las entonces (y ahora) bailes de moda de Latinoamérica.

Los exorbitantes y espectaculares shows le ofrecían a la diva el marco adecuado para sus acrobáticos cantos. Sin esfuerzo alguno canturreaba dulces cancioncitas, bramaba en profundos bajos con ahumada voz de cantante de whisky o evocaba con siseos y chasquidos místicos sonidos de la jungla amazónica.

Claro, las imagenes de los discos parecen de opereta con la mímica dramática de la artista, con los disfrazes costosos y las joyas lujosas. Contrariamente a sus anteriores giras en América latina, cuando cantaba la auténtica música folklórica de los Andes, en sus discos exitosos tenía que hacer concesiones al gusto blanco, al gusto del público en EEUU. Sí, querían cosas exóticas y distintas, pero en la mayoría de los casos no llegaron más allá de un Tarzán manso de tipo Johnny Weissmüller.

Así que también las composiciones de Yma, o sea de su marido, no contenían más que una inspiración folklórica, sin el apoyo bombástico de una banda de instrumentos de viento y los graciosos efectos vocales y expresivos de la cantante, sus discos nunca hubieran alanzado grandes ventas. La técnica de la grabación de discos en estos años tenía que mostrar toda su capacidad cuando la reina de la improvisación volaba con sus voz otra vez hasta "alturas de estratosfera" a toda velocidad - y la capacidad no alcanzó en todos los casos, la artista acostumbraba no avisar antes!

Además se permitío uno u otro escándalo y un divorcio espectacular, y en consecuencia su vida privada se extendía en detalles por la prensa amarilla. A eso se tiene que añadir otra cosa más grave: su marido, Moisés Vivanco, había defraudado hacía años los impuestos, hecho que se le tomaba muy mal en los EEUU ultraconservativos de los 50. La fama de Yma Sumac sufrió bastante y la presión de repagar las deúdas enormes le dio un cambio clave a su vida. Por lo tanto,Vivanco organizó una gira mundial pasando por Rusia, Europa y Asia. Aunque todos los conciertos fueron bastante exitosos y cinco años más tardes podrían pagar los impuestos defraudadas, al regresar a EEUU ya nadie conocía más el nombre de Yma Sumac. Cinco años sin discos nuevos, sin apariencias públicas, en cuanto a música "exótica" popular, era demasiado tiempo. Encima, el gusto musical había cambiado enormemente: masas de petticoats de color rosado marcaban las calles y el estilo de Yma, visto desde la perspectiva de un público adicto a la música rock`n roll, parecía un poco muy raro.

En 1965, los dos se divorciaron definitivamente, Vivanco emigró a España, mientras Yma, casi olvidada, se quedó en California. Como los productores se acordaban muy detalladamente de esa excepcional dama y de unas particularidades folklorísticas como "Legends of the Jivaro", los discos nuevos se realizaron sólo con dificuldades.

En los años 70 durante una primera ola de revitalización de esta música, su estrella subió otra vez. Con sólo un concierto, Yma logró convertir a una nueva generación de aficionados en una masa de adictos fanáticos. La mayoría de ellos ni siquiera nació en los tiempos de los primeros éxitos de la diva.

Los cambios permanentes de su popularidad entretanto se habían convertido en una característica de la mujer que hoy tiene más de 70 años de edad.

Nunca más ganó tanta fama como en sus años emprendedores aunque su voz todavía es una delícia para el oído.

Corre la voz de que hoy todavía existe una princesa incaíca que vive en California dando de vez en cuando conciertos con una voz mágica.

En 1996, sus discos viejos y unas compilaciones fueron reeditadas en compact.
Para el disfrute de todos ustedes es posible escuchar unas canciones seleccionadas en la versión americana de amazon. No se lo pierden.

Texto + Fotos: Alexandra Geiser

Enlace:
http://www.yma-sumac.com