ed 04/2009 : caiman.de

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[art_1] España: La Mañana del Domingo de Resurrección en Sevilla
 
El Domingo de la Pascua sobre las 7 de la mañana cerca de la Plaza de San Francisco en Sevilla. Algo cansados, acabamos de salir  de alguno de los últimos bares abiertos. Después de la larga cuaresma y después de una semana  llena de procesiones, Pasos y devoción nos hemos atrevido la noche pasada a rezar el "rosario profano", tomando unas cuantas copas en diferentes bares para celebrar alegremente la Pascua.

Desde hace años, nuestro grupo de amantes de la Semana Santa consiste de mi amiga sevillana Carmen y su marido Manolo, Teresa y Regina, también de Sevilla, la francesa Antoinette, la que desde años ya vive en Sevilla, Cayetana, una niña marchosa de 17 viniendo de Cádiz, dos peregrinos de Madrid (Isidoro y Marina) y de mi.
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Después de acostumbrarnos a la luz deslumbrante de la mañana, se oye de repente trompetas y tambores, los sonidos se acercan cada vez más. ¿De dónde viene esta música a esta hora? "¡El Resucitao!" – exclama Carmen (al parecer con mala conciencia, como si quisiera decir "¡Toma, pecador!" Es verdad: la procesión de la Hermandad de la Resurrección se está acercando a la Plaza del Ayuntamiento. Desde hace años queríamos ver esa última procesión de la Semana Santa de Sevilla temprano por la mañana cerca de la catedral, pero siempre pasaba algo: un año cogimos un resfriado durante la Madrugá, otra vez fuimos antes de la salida del sol a la Peña de Arias Montano en Alájar o simplemente nos levantábamos demasiado tarde.

Ahora finalmente vamos a ver la última procesión de Sevilla. Se trata de una de las hermandades más jóvenes, fundada en el 1972 por iniciativa de la Orden de los Salesianos en la capital andaluza.

La Resurrección participó por primera vez en el año 1982 en la Semana Santa. Ya a las 4 y media de la madrugada, la procesión de La Resurrección ha salido de su templo Santa Marina.  Ahora los Nazarenos vestidos de blancura reluciente están avanzando por la Plaza del Ayuntamiento. A la luz del sol saliente parecen fantasmas irreales de la noche los que han olvidado de retirarse al amanecer.
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En medio del Paso neobarroco y dorado hay un ángel que nos presenta a Cristo Resucitado en el momento cuando abandona el sepulcro después de despertar del sueño de la muerte. Esa estatua llena de fuerza y postura victoriosa fue tallada por el escultor Francisco Buiza en 1973. Jesús aparece dejando caer la mortaja al suelo, y elevándose con el brazo derecho levantado – es un gesto de bendecir a los fieles, pero a la vez un símbolo de la victoria, de haber superado la muerte.

El renacimiento deja atrás todas las representaciones del Cristo sufriendo o crucificado llevadas por callejas nocturnas, este Triunfador  que se presenta como príncipe poderoso, no deja lugar a dudas de que el Evangelio se ha cumplido, la resurrección se ha convertido en una realidad de la fe.
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Una probable fuente de inspiración para el escultor era una pintura del pintor sevillano Murillo que data de 1655 y muestra un Cristo triunfante, con similar postura, saliendo de su sepulcro. El bello ángel neobarroco, también una obra de Francisco Buiza, aparece muy dinámico con su túnica de ricos colores flotando en el aire y sus grandes alas desplegadas que brillan por sus matices dorados..

Aunque es verdad que en Sevilla los Pasos no salen según el orden "cronológico" de la Pasión de Jesucristo (el primer Crucificado ya sale el Domingo de Ramos, mientras que el Viernes Santo todavía salen dos Nazarenos), la procesión del Cristo Resucitado hay que asociarla con la Aurora del Renacimiento, es decir con esta mañana del Domingo de Pascua. Este Paso glorioso tiene que ir por las calles acompañado por el sol saliente del nuevo ciclo de vida, y no por las sombras del atardecer...

Cuando nos quedamos contemplando como hipnotizados al Paso entrando en la catedral, notamos que un matrimonio elegantemente vestido nos está mirando con desprecio incomprensible – quizás no les guste nuestra apariencia (que tantas veces engaña...) o quizás nos consideren no suficientemente devotos.
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A modo de reaccionar, Cayetana pronuncia con alta voz: "Bueno, yo sí creo que Jesús nos está salvando a todos y no sólo a unos cuantos hipócritas creyendo que el Salvador sufrió exclusivamente por ellos y comportándose peor que Anás y Caifás juntitos. Además, la Iglesia no tiene derecho a excluir a nadie, ya que Cristo nos abraza a todos..." Sus palabras provocan un efecto inmediato: los "impecables" se largan, cruzando la procesión para colocarse en el lado opuesto.

En la sombra de la Avenida, la blancura de las túnicas de los Nazarenos parece casi azulada, mientras que debajo de los contornos del Palio sólo vemos los puntos luminosos de los cirios, pero todavía no la cara de la Virgen. De repente, como guiados por dirección divina de la luz, los primeros rayos de sol iluminan el rostro de la Virgen de la Aurora. Como acompaña a Cristo en su resurrección gloriosa y no en su Pasión, es la única Virgen María bajo Palio que no muesta lágrimas.

La bella Virgen de la Aurora, tallada en 1978 por el escultor Antonio Dubé de Luque, es la única Virgen sin lágrimas que va bajo palio en la Semana Santa de Sevilla. 

Y tampoco es por casualidad que el Paso de la Virgen de la Aurora – como todos los Pasos de Sevilla – ahora pasa por la Puerta del Nacimiento como último de los 120, para perderse en la penumbra de la Catedral.
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Es que ese portal que muestra la escena del nacimiento de Cristo en Belén es la puerta del renacimiento para todos los que busquen con anhelo. Cada criatura renace en esta Mañana de la Pascua inundada de luz, como toda la creación divina entra en un nuevo ciclo de la vida, despertando del aterimiento y de las oscuridades del invierno y floreciendo por mil matices de verde y miles de flores que que buscan el Sol. Y la luz de la primavera acompaña el retorno de la procesión desde la Catedral a Santa Marina. Cuando poco antes de las 3 de la tarde se cierran las puertas de el templo detrás de la última procesión, toda Sevilla – muerta de cansancio después de siete noches y ocho días y llenos de momentos místicos, emociones eufóricas y Vírgenes que casi bailan bajo palio -  se echará para dormir la Siesta más larga del año, todavía embriagada de incienso. Y mientras duerme, ya sueña con su próxima Semana Santa.

Texto + Fotos: Berthold Volberg


Enlaces recomendados:
[www.resucitoensevilla.com]
[www.hermandades-de-sevilla.org/]
[www.artesacro.org/]
[www.fotoscofrades.blogspot.com/]
[www.galeon.com/juliodominguez/]

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