caiman.de 03/2007

[art_4] Venezuela: Levantón Andino entre magia y potencia

Un toque de aguardiente mágico andaba por el aire. Un abuelo campesino estaba ofreciendo unos pedacitos de madera escasa y algunas pepas de zamuro en la calle, los que supestamente eran para vender. Me dió una pepa que tenía el tamaño parecida a una pelota de tenis de mesa, aún más plana. Me advirtió apretarla en la mano y quedarme absolutamente callado para que la fuerza de la pepa me entrara por mi cuerpo.

Al señor evidentemente le costaba decir media palabra. El muy poco mágico cocuy, también conocido como la fortuna del vagabundo, había tomado posesión de su cuerpo.



Al regresar a mi cuarto que se encuentra en Mérida en Los Andes de Venezuela a una altura de 1600 metros me preparo para la siesta. Al levantar el colchón me quedo estupefacto y tieso. Una coral está poniendose cómoda y ahora tiene cara de pocos amigos al ser molestada durante su descanso. Cara a cara con la muerte, de repente siento una fuerza desconocida la que me da la capacidad de telequinético. Sólo por concentración logro que el despertator se ponga en movimiento. Parece que la culebra solamente ha esperado por este momento. La boca extensamente abierta, con los dientes venosos colocados en posición se lanza sobre el despertador. En el mismo momento la agarro por detrás de la cabeza y le quebro el cuello.

Parece que mis sueños del mediodia me habían desconsertato. El primer pensamiento se quedaba en las caraotas, las que de vez en cuando me habían robado el sueño en las noches. Pero después me sonó que era otra cosa: El ojo de toro junto con los huevos de cordoniz y de bagre me revolvierón las tripas. Volviendo a pensamientos claros me juré nunca más deleitarme confiadamente con bebidas o comidas afrodisíacas.

En Mérida se encuentra uno de esos milagros de alta potencia que preparan en la batidora con cubitos de hielo y que lo llaman Levantón Andino.

Preparación
Se toma todas las frutas disponibles algunas peladas y cortadas. Nuestro Levantón Andino le han preparado con mora, fresa, lechosa y melón. A las frutas se les añaden leche en polvo, leche líquida, cereales preparado para bebés, miche andino, la concha del arból chuchuguaza y unas gotas de un liquido de vitaminas cuya mezcla es el secreto de la casa. Además el aviso dice que lleva cerveza, vino, ron y dos licores más.


No le agregan mucho licór así que de verdad no se puede hablar de una bebida alcohólica. Al final se echan lo más importante y lo que me afectó botar las tripas al conocer los ingredientes aún crudas: huevos de bagre, un huevo de gallina, tres huevos de cordoniz y dos ojos de toro.

El sabor está dominado por las frutas silvestres. Mi Levantón tenía inequivocablemente el sabor inociente de mora con un toque de fresa. Como juicio final: Sólo los duros suenan bien.

Texto + Fotos: Dirk Klaiber