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caiman.de agosto 2001
casos limites

Cuba: El fumar a la manera cubana

¿Y estos son realmente auténticos?" pregunté de forma tímida al recibir la caja de puros y deslicé los dólares en la mano de mi socio cubano de negocio. En realidad, no eran auténticos, pero cuando yo me dí cuenta de ello el tiempo para reclamaciones ya había pasado.

Lo que yo había comprado, en cierto sentido era bastante impresionante: 2 capas de rollos de tabaco, de un gordo de un pulgar y un largo de 20 centímetros aproximados, empaquetados en una caja de madera estampada de gusto muy refinado. Las capas estaban separadas una de otra por cartón de color rosado. Cada puro llevaba una precinta.

Nunca antes había tenido en la mano puros de este tamaño, ni hablar habiéndolos fumado. Como los otros, yo también deseaba hacer un regalito pequeño de vacaciones. Porque, la diferencia de precio de habanos a pagar en un estanco aleman y el mercado negro cubano es inmenso, lo que me tentó a mí de impresionar un poco a los queridos en casa.

El tío del conocido que tiene un amigo en la fábrica de cigarros, me llegó muy a propósito. ¿O no era el tío del conocido sino el primo?


Antes de la compra me había enterado del derecho de los liadores de cigarros, de llevar a casa unas cajas del "oro cubano" para su proprio uso. Y justamente una de estas cajas la esperaba ir a adquirir en este "deal".

Pero muy pronto también yo me dí cuenta que no todo Cuba trabaja en fábricas de cigarros y por consecuencia no cada uno de los ciudadanos cubanos puede vender los puros finos a un precio irrisorio. Como me enseñaron más tarde, también en el mercado inoficial hay límites de precios. En caso de precios ofrecidos debajo de los mismos, estos se refieren con toda seguridad a "algo propiamente hecho ". O sea, también mí caja de los "Lanceros" sí se puede fumar, pero no era una noble "Cohiba".

A la mayoría de las imitaciones le falta el cuidado especial en cuanto a la producción y el envase de manera que ojos y narices hábiles se ponen desconfiados muy rápidamente. Para un profano ya resulta mucho más difícil la solución del problema porque aparte del olor y color del puro también desenpeñan un papel en el juicio la caja, hoja separadora, sello y timbre fiscal. Algunas imitaciones tienen una calidad tal que la diferencia entre el producto original y el falsificado resulta muy pequeña: mí éstes consuelo, porque finalmente todos son habanos.

Ahora yo espero que Uds. tengan más suerte que yo al comprar puros en la esquina. Tal vez les ayude la experiencia mía.

Liar cigarros es un arte verdadero. El tratamiento del tabaco y finalmente rollar los cigarros requieren una gran habilidad manual. En una caja se encuentran normalmente unos 25 puros. Los puros están surtidos según su color, así que en cada caja se encuentran puros del mismo tono del color. Las precintas se encuentran exactamente al mismo nivel. En esta exactitud del surtido emiten los cigarros elegancia y majestuosidad. O quizás también sea la causa de todo eso el aroma intensivamente caluroso y dulce que se presenta a uno al abrir la caja.
pa`rriba


Texto + Fotos: Franzisca Filles
Traducción: Otto Schönauer

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