[art_1] España: Una sala de fiestas al aire libre
Plazas Mayores en ciudades ibéricas y latinoamericanas

Son el punto de encuentro más querido en el corazón de la ciudad y ya en la Antigüedad, los griegos y romanos pasearon por aquel espacio público cuyos modelos posteriores se iban a llamar Plaza Mayor (en España e Hispanoamérica) o sea Praça Mayor (en Portugal y Brasil). En cada población de cierto tamaño se encuentra en un lugar céntrico y normalmente en un recinto llano una plaza que ofrece un espacio público para eventos de cualquier tipo.

Ya en tiempos remotos, la Agora griega y el Forum romano tuvieron importancia económica - mercados para comprar, vender o cambiar mercancías - como también una función política.

[Foto: Lima / Peru]

Especialmente en las antiguas ciudades-repúblicas griegas (Polis) todos los ciudadanos libres fueron convocados en aquella plaza céntrica para realizar elecciones y discusiones políticas y jurídicas. Agora y Foro tuvieron también funciones sociales y comunicativas: aquí se pronunciaron discursos más o menos escuchados, fueron lugares de encuentro para conocerse e iniciar amistades, lugares del ocio y de negociaciones. Pero en aquellas plazas céntricas, en numerosos momentos históricos se encendió la chispa que llevó a una multitud airada a provocar rebeliones sangrientas o revoluciones que cambiaron todo un sistema político. Los tiranos y dictadores siempre han temido ese "Poder de la Plaza Mayor" - desde Peisistratos hasta Pinochet ese temor no ha cambiado mucho.

La forma y arquitectura de la Plaza Mayor refleja en muchos detalles las estructuras políticas y sociales de una sociedad. El desarrollo de las plazas en la península ibérica ofrece buenos ejemplos.

[Foto: Salamanca / España]


Ya en la época romano hubo en cada metrópolis romana como Emerita Augusta (Mérida), Tarraco (Tarragona), Hispalis (Sevilla), o Liberalitas Julia (Évora) un centro a cielo abierto, llamado foro, con funciones económicas, políticas, comunicativas y religiosas. Fue un lugar donde se reunió una muchedumbre variopinta.

Pero en la ciudad medieval de la península ibérica, las Plazas mayores se presentan en muchos casos con tamaño reducido, perdiendo el protagonismo que habían tenido la Agora y el Forum en el paisaje urbanístico, a veces incluso desaparecen totalmente. Aquella "extinción " regional de la Plaza Mayor se podía observar sobre todo en la mitad Sur de la península, caracterizada por por la soberanía y cultura árabes-islámicas. Aunque una razón secundaria para la pérdida de un espacio público amplio y abierto en el centro urbano se pueda buscar en las condiciones climáticas, ya que en Andalucía y la Algarve las plazas siempre habrán sido algo más pequeñas que en el Norte o en Castilla. Es que cuando durante 300 días al año la ciudad está expuesta a los rayos de un Sol inclemente y a su luz cegadora, una plaza a cielo abierto y sin sombra no constituye el lugar de encuentro más deseado por sus habitantes.

Sin embargo, la causa principal de la pérdida (temporaria) de la Plaza en Al-Andalus fue una particularidad cultural: la tradición árabe-islámica redució el espacio público.

[Foto: Almagro / España]


En numerosas ocasiones, los encuentros entre los ciudadanos se trasladaron desde la plaza pública al recinto del patio privado. Una comunicación demasiadamente "intensa" no estaba bien visto en un espacio público. La arquitectura de la ciudad empezó a crecer orgánicamente, creó estructuras pequeñas y un reino de sombras y silencios debajo de callejones sin salida que terminaron a veces en laberintos o en plazas diminutas que parecían más bien un patio privado que una plaza ciudadana. La comunicación social, y hasta negociaciones de compra-venta tuvieron lugar en casas privadas, especialmente en el patio, un recinto escondido y protegido del sol, del ruido y de las miradas curiosas. Tampoco hubo una función política - como la habían tenido la Agora y el Forum, porque la sociedad islámica tuvo una estructura teocrática.

Hubo un Califa (Córdoba) o Rey (Reinos de Taifas) y jueces nombrados por él, así que apenas existieron ocasiones para votar o elegir.

[Foto: Salvador da Bahia / Brasil]

Una Plaza Mayor - si existía - en una ciudad de la España islámica tuvo principalmente una función económica (p. ej. en Toledo, Plaza Zocodover), pero en la mayoría de los casos, se trataba de bazares cubiertos, de laberintos de callejones llenos de tiendas pequeñas - similares a los posibles modelos en el este (Alepo, El Cairo o Bujara).

Sin embargo, fuera de Europa hay unos pocos pero magníficos ejemplos contrarios de Plazas Mayores representativas en metrópolis islámicas, que datan después de la Edad Media y fueron construídas en los siglos XVI y XVII: el Registan en Samarcanda y el Maidan en Isfahán - ambas pertenecen al grupo de las plazas más monumentales del mundo. Comparada con ésas dos, la famosa plaza de Jemaa-el-Fna de Marrakech - a pesar de su magia ambiental - resulta secundaria arquitectónicamente.

Contrastando con Al-Andalus, en las ciudades medievales del norte (Galicia, Cataluña, Castilla) construyeron Plazas Mayores más o menos grandes y dominadas por el estilo gótico (Barcelona, Ávila, Segovia).

[Foto: Ávila / España]

La asombrosa falta de una auténtica Plaza Mayor, la que sería centro y a la vez espacio público más grande de la ciudad, se puede observar hasta la actualidad en el Sur de la península. Aunque las capitales Córdoba (1236), Sevilla (1248) y Granada (1492) pasaron de la soberanía islámica a la castellana-católica, ninguna de esas tres dispone de una histórica Plaza Mayor, de un gran espacio céntrico a cielo abierto que podría servir como lugar de encuentro más importante. En su lugar, hay aquí muchas encantadoras plazas chicas - como en la época islámica.

En Castilla y más al norte planificaron y edificaron muchas Plazas Mayores durante los siglos XVI y XVII, en estilo renacentista o barroco, con columnas y soportales que no solamente fueron elementos decorativos, sino también sirven para ofrecer sombra y amparo contra la lluvia. Sin duda el ejemplo más acabado y perfecto de una plaza nacido de los planos de obra del Siglo de Oro es la barroca Plaza Mayor de Salamanca.

Quizás la plaza más bella de Europa, está construída completamente de piedra de cantería de color dorado y la luz del sol o de la iluminación nocturna hace brillar aún más intenso ese color maravilloso.

[Foto: Salamanca / España]


Paseando por la plaza, uno siente que ese espacio público no sólo fue creado para un uso meramente funcional (Mercado, Juzgado, Procesiones religiosas), sino también para que los ciudadanos gozaran su estética de perfecta armonía. Es como un palacio sin techo, un salón dorado de fiestas debajo del sol. La dinastía de arquitectos de los Churriguera ha creado aquí entre 1729 y 1755 la Plaza Mayor ideal que reúne todo lo que se espera del espacio público más importante: cierto tamaño y grandeza, un espacio enmarcado por estructuras armónicas y (casi) simétricas, decorado arcadas y soportales, balcones, campanas, estatuas y relieves. Lo único que se podría añadir es una fuente en el centro. Se puede entrar en esa sala de fiestas a cielo abierto pasando por arcos que se abren en cada lado de la construcción. La Plaza Mayor salmantina también muestra de forma paradigmática un foro urbano construído según un plano arquitectónico integral, un conjunto homogéneo, compuesto de armonía hasta en los más pequeños detalles.

Un conjunto arquitectónico como este no se planificó antes del Siglo XVII. En épocas anteriores, la mayoría de las plazas nació de forma arbitraria, componiéndose de edificios de diversos siglos y estilos, sin concepto general y a veces dominado por el dualismo catedral-palacio (p.ej. Plaza de Triunfo en Sevilla, donde se mezclan el Alcázar árabe-mudéjar (Siglos XI - XV), la catedral gótica (Siglo XV) y la Bolsa renacentista (Siglo XVI).

Antes de Salamanca sólo hubo pocas plazas en España construídas según un concepto integral - las mejores serán la Plaza Mayor de Almagro (mediados del XVI.) y la majestuosa Plaza Mayor de Madrid (desde 1620).

[Foto: Madrid / España]

Ésa última parece algo menos armoniosa que su sucesora en Salamanca, quizás también debido al hecho de que tenían que reconstruirla después de un incendio devastador a finales del Siglo XVIII.

En América, las Plazas Mayores representativas de las capitales a veces se construyeron al mismo tiempo o incluso que en España y Portugal, así que las plazas de Madrid y Salamanca ya no podían servir de modelos. Y naturalmente, ya habían existido plazas en tiempos precolombinos con las mismas funciones que en Europa: mercados, lugares para reuniones políticas o jurídicas, fiestas religiosas.

El mejor ejemplo será la Plaza céntrica, antaño llamado Huaccaipata, en la antigua metrópoli incaica El Cuzco. Después de su conquista, los españoles simplemente construyeron encima de los muros colosales edificados por los Incas sus nuevos palacios e iglesias de cúpulas barrocas.

El corazón del Cuzco permaneció en su antiguo lugar, pero con cuerpo barroco y un nuevo nombre. Hasta hoy día, la Plaza de Armas, dominada por la Catedral y la Iglesía de los Jesuitas, es la Plaza más bonita de América del Sur.

[Foto: Cusco / Peru]

Su aspecto característico, siempre de nuevo restaurado después de muchos terremoto, fue creado en pleno Barroco (hacia 1650). La Plaza Mayor de la nueva capital Lima, fundada por los invasores españoles, es algo más joven y monumental, aunque menos logrado en su conjunto. Pero como escenario barroco para fiestas esplendorosas y procesiones religiosas es casi tan ideal como la del Cuzco.

Más al norte, en México, encima de los restos del Templo Mayor de la antigua capital azteca Tenochtitlán, entre la más grande catedral de América y el Palacio Nacional crearon el Zócalo, actualmente una de las tres mayores plazas del mundo. El Zócalo resulta demasiado enorme y monumental, para ser aceptado como auténtica "sala de estar" por los habitantes. Más bonitas y más íntimas se presentan las Plazas Mayores de Oaxaca o Puebla en México, de la Habana en Cuba o de Cartagena de Indias en Colombia. La Plaza de la capital colombiana Bogotá obtuvo su aspecto actual más tarde, después de la independencia en el Siglo XIX, y sus edificios (palacio nacional y catedral) parecen más influenciados por el neoclasicismo francés que por el Barroco español.

También en el Siglo XX planificaron grandes plazas que en general ya no fueron aceptadas como centro auténtico de una ciudad que ya tenía siglos o milenios.

[Foto: Bogotá / Colombia]

Un buen ejemplo para un "nacimiento tardío" es la Plaza de España de Sevilla (1915 - 1928). Una obra maestra por su arquitectura, se construyó fuera del casco antiguo, excluída de estructuras creadas durante siglos y por ello no podía constituir de veras un nuevo centro en una ciudad tan antigua como Sevilla, sino se quedó al margen. Muy pocos modelos de Plazas Mayores ejecutadas en el Siglo XX que realmente funcionan como tales se pueden descubrir en ciudades nuevas, fundadas hace sólo unas décadas: p.ej. en Brasilia (diseñada por el arquitecto Oscar Niemeyer). Pero generalmente se puede decir que la Plaza Mayor como corazón arquitectónico de la ciudad tiene que tener cierta edad y estar situada en el centro, para que los ciudadanos la acepten como su sala de fiestas a cielo abierto.

Texto: Berthold Volberg
Fotos: Berthold Volberg / Felix Hinz / Thomas Milz