ed 10/2017 : caiman.de

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[art_4] España: Toledo - Patrimonio universal y tarta de mazapán a 43° grados
 
No habrá ninguna otra ciudad que en superficie tan pequeña alberga tantos monumentos de primera categoría como la antigua capital española Toledo, en la época del emperador Carlos V. fue durante un par de décadas el centro de un imperio universal "donde nunca se ponía el sol". Naturalmente, hay días más adecuadas para visitar esa ciudad que es Patrimonio Universal que un día de Junio con más de 40° grados centígrados.

Pero había decidido hacerlo, no hubo marcha atrás. Así que el día 13 de Junio subí al tren en Madrid y llevaba un jersey de cuello alto conmigo. Fue mi salvación, porque dentro del tren el ambiente era de frigorífico y sin ponerme el jersey me habría llevado una gripe de verano como recuerdo. ¿Cuándo abandonarán en España esa manía de convertir cada tren, autobús o restaurante en verano en un frigorífico, provocando asi más casos de resfriados en verano que en invierno?

Media hora más tarde llego a Toledo donde a las 10.30 horas el termómetro ya marca los 31° grados a la sombra. Me quito rápidamente el jersey y tomo un taxi a la Plaza Zocodover. Como sólo tengo algo más de 8 horas para mi visita, he decidido de dejar aparte esta vez el monumento principal de Toledo, su Catedral. Se trata de la quinta Catedral más grande del mundo (la segunda más grande de España después de Sevilla) y es llena de tesoros de arte sacro (p. ej. 20 cuadros del Greco y esculturas del gran Berruguete). Pero durante mi última visita a Toledo hace 8 años la había visto muy bien y siempre me enfado al entrar, porque esa es de las muy pocas catedrales de España donde - a pesar de pagar una entrada de 10 Euros - está terminantemente prohibido sacar fotos. ¿Por qué? ¿A quién pertenecen todos esos tesoros de arte en este templo grandioso? A la Iglesia - ¡es decir a todos nosotros! (los que a pesar de todo seguimos pagando impuestos a la Iglesia, y bastantes).

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Bueno, esta vez sólo paso por las callejas donde se asoman las fachadas, lanzo una mirada meditativa al rosetón y a la esbelta torre catedralicia, y sigo mi camino. De todas maneras, en la capital eclesiástica de España (durante la Edad Media, Toledo fue el Arzobispado más grande de Europa y sigue siendo la sede del Primado de España) no se puede escapar de la Iglesia, ya que hay huellas de símbolos católicos por doquier. Especialmente hoy, el día anterior al Corpus, que es la fiesta mayor de Toledo, y todas las callejas del centro no sólo están cubiertos con toldos contra el sol inclemente, sino también se caracterizan por abundante decoración sacra ya puesta para la gran procesión de mañana.

Antes ya había estado por lo menos seis veces en Toledo, pero todavía me faltan muchos monumentos para ver (o ya hace tantos años que los he visitado que una segunda visita me parece urgente). Por ello tengo un plan muy ambicioso para hoy: quiero visitar 8 monumentos en 8 horas, siguiendo un orden cronológico. Como no quedan monumentos de ibéricos y romanos, empezamos con los visigodos:

1. Museo de Cultura de los visigodos (también llamado "Museo de los Concilios") en la Iglesia de San Román, a las 11 horas y a 32° grados. Durante el imperio de los visigodos (476 - 711) Toledo llegó a ser por primera vez la capital de España. En el pequeño Museo se puede ver copias de coronas, relieves y sarcófagos de los visigodos. La "sala" del Museo la constituye una de las iglesias más bellas de Toledo, el templo de estilo mudéjar de San Román, el que tiene menos antigüedad que los objetos aquí expuestos, pero sí tiene una historia de casi 800 años.

La nave principal del templo fue construido entre 1250 y 1290 y sus arcos de herradura de inspiración árabe y sobre todo los frescos que datan de aquella época, son más espectaculares que los tesoros del museo y bien conservados. Destaca por su belleza una pareja de ángeles que tienen incensarios en sus manos. Más recientes que la nave principal de la iglesia son su bella torre del Siglo XIV y el coro y retablo mayor renacentistas (platerescos).

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2. La antigua Mezquita Cristo de la Luz, 12 horas y a 33° grados. En el año 712 los árabes musulmanes conquistaron la capital del imperio cristiano de los visigodos y Toledo se convirtió en una de las ciudades principales en el Califato de Córdoba. De aquella época, la que terminó aquí en el año 1085 con la conquista castellana de Toledo, datan las murallas árabes de la ciudad (Puerta Vieja de Bisagra, Puerta Bib-Al Mardón) y el Puente de Alcántara, y también esta pequeña mezquita construida hacia 990. Se trata de un templo casi cuadrado, sencillo pero elegante, construido de ladrillos. Mide 9 metros de ancho y poco más de largo y después del 1085 lo convirtieron en una iglesia cristiana, dándole el nombre actual. Sin embargo, su origen islámico se muestra claramente en sus arcos estilo Sebka que decoran sus fachadas. En su interior, cada una de las bóvedas diminutas tiene otro diseño geométrico. Resulta fascinante como aquí han logrado con medios y materiales sencillos una decoración sublime, la que en esta calleja empinada toledana resiste desde hace un milenio a las borrascas del tiempo.

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3. La Sinagoga de Santa María la Blanca, 12.30 horas y a 34° grados. Durante toda la Edad Media, Toledo fue uno de los centros más importantes de la cultura judía en España y su judería fue una de las mayores de Europa, hasta la decisión fatal en el año 1492 de los Reyes Católicos de expulsar a los judíos de sus Reinos. Antes, en la famosa "Toledo de las Tres Culturas", principalmente desde el Siglo X hasta el Siglo XIII, aquí muchos científicos y filósofos árabes y judíos tradujeron las obras de Platón y Aristoteles y de otros autores de la antigüedad grecorromana, del árabe al latín. Y aquí mismo se encuentra la sinagoga más antigua de Europa, terminada en 1220 (reconstrucción de un edificio aún más antiguo). Sigue llevando el nombre del templo cristiano en el que la convirtieron en 1550, pero recientemente han quitado todos los símbolos y adornos cristianos (p. ej. el retablo mayor de Juan Bautista Vázquez) de su interior (menos una sola cruz), a fin de restablecer el aspecto original de un templo judío.

De reducidas dimensiones, la sinagoga tiene cinco naves e impresiona por su combinación de blancura sencilla y solemne, arcos de herradura y arcos mudéjares elegantes y dorados acertados en la cúpula pequeña y los arcos. Se presentan enigmáticos los capiteles con volutas y piñas. La nueva iluminación otorga todo el esplendor posible a esa pequeña joya de Toledo. A pesar de que esa sala sacra está completamente vacía, paso aquí mucho tiempo, porque el ambiente místico invita a la meditación. Además, dentro de esos muros de 800 años hay una temperatura de frescor agradable, mientras fuera nos espera un infierno.

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4. La Sinagoga del Tránsito (Museo Sefardí), 13.30 horas y a 37° grados. Concluido en 1370, este edificio es 150 años más joven que Santa María la Blanca. Arquitectónicamente se presenta más sencillo (de una sola nave), pero a la vez con una decoración más suntuosa. Al mirar hacia arriba, impresiona mucho el artesonado de estilo mudéjar, y las ventanas elaboradas de estuco, todo dominado por el diseño de estrellas de influencia árabe. Las paredes están cubiertas por una decoración de apariencia frágil, parecen cortinas de piedra, abiertas por arcos mudéjares. Las salas vecinas de la sinagoga pertenecieron a Samuel Levi, tesorero del Rey Pedro el Cruel, y albergan hoy el Museo Sefardí, el que presenta la vida e historia del pueblo judío en España y expone objetos de la vida cotidiana y religiosa de los judíos.

Los judíos españoles se llamaban a sí mismos sefardíes y durante muchos siglos contribuyeron mucho a la riqueza económica y cultural de España - hasta su expulsión trágica en la primavera del año 1492. La gran mayoría emigró entonces al Imperio Otomano (Estambul, Tesalonica), Marueccos, y (sólo de paso) a Portugal o Italia. En muchas dinastías sefardíes se guardan hasta hoy día las llaves que pertenecían a sus casas en Toledo. Y aquí en esta ciudad tan antigua seguramente quedan casas en cuyas puertas aún cabrían esas llaves.

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5. Museo del Greco, 14 horas y a 38° grados. Para dejarlo claro desde el principio: esta no es la casa donde vivió de verdad el pintor genial Domenico Teotocopoulos (El Greco), pero podría haber sido su morada, ya que se encuentra en su barrio y data de su época (finales del Siglo XV./ principios del XVI.). El Museo está muy bien organizado y diseñado, en su interior tiene una cúpula magnífica de estilo mudéjar, lo han decorado con muebles antiguos y presentan aquí todos los cuadros del maestro que no se encuentran en templos toledanos o en los Museos de Santa Cruz o Tavera.

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Lamentablemente, no es ningún secreto, masas de turistas de todos los países invaden este complejo arquitectónico dedicado al pintor enigmático. En la sala principal muestran un ciclo completo de los apóstoles con 13 cuadros del Greco (el único completo aparte del otro en la sacristía de la Catedral) y también presentan su obra fascinante "Vista y Plano de Toledo". En una época, en la que casi sólo se pintaban retratos de santos y miembros de la aristocracia y escenas religiosas, la puesta en escena del panorama de una ciudad real fue algo casi revolucionario, sobre todo al presentar El Greco su visión tan particular. De un lado, la pintura parece realista, ya que muestra los edificios concretos de Toledo con un mapa de la ciudad, presentado por el hijo del Greco. Pero al otro lado, esa luz tan extraña, ultramundana, que inunda la Toledo del Greco y el coro de ángeles que aparece encima de sus murallas, subrayan la visión mística del pintor.

La colección del Museo se completa por cuadros más o menos interesantes pintados por seguidores del Greco (Luis Tristán, el mejor de ellos). Aunque El Greco vino a vivir a Toledo cuando ya fue adulto, y después de haber vivido también en Venecia, ha conseguido marcar por siempre la imagen de Toledo en el mundo, quizás mucho más que los artistas autóctonos de aquí - y también a la vez la atmósfera de esas callejas empinadas, construidas en una colina rocosa y debajo del sol de Castilla y el espíritu de la capital eclesiástica de España, han marcado profundamente el estilo del pintor griego, quizás no se habría desarrollado así en ningún otro lugar del mundo.

Poco después de las 15 horas. Al abandonar las salas climatizadas del Museo del Greco y saliendo a la calle, tengo la sensación como si entrara directamente en un horno. Hace 40° grados a la sombra y para volver al centro naturalmente hay que subir una cuesta considerable. ¡Es que toda Toledo sólo consiste de cuestas! Después de andar pocos metros ya estoy empapado de sudor. Antes de conquistar el próximo monumento necesito una pausa y - aparte de 2 litros de agua - algo para comer. ¿Qué se come en Toledo? - también cuando hace 40° grados (!) - ¡naturalmente mazapán! Cerca de Santo Tomé donde al Conde de Orgaz no lo dejan descansar en paz los tantos turistas, estoy sentado en un Café y acabo de pedir tarta de mazapán (la camarera me mira como si no me entendiera). Es que los otros turistas alrededor están tomando helados o Gazpacho helado. Me da igual. Mazapán me gusta incluso más que chocolate (lo que ya es difícil) y Toledo tiene el mejor mazapán del mundo.

6. Museo de Santa Cruz, 16 horas y a 41,5° grados. Tengo que refugiarme de esa calor y de esa luz cegadora antes de sufrir un colapso. Incluso si no estuviera interesado en el arte, las salas fresquitas de penumbra del magnífico palacio renacentista del Museo me resultarían muy agradables. Y lo que parece increíble: contrariamente al Museo del Greco ¡aquí estoy totalmente solo! Siendo menos famoso, Santa Cruz como Museo es más importante que la Casa del Greco. En Santa Cruz también hay una docena de pinturas importantes del Greco (para mi la más bella la "Inmaculada"). Y aparte hay obras sublimes de arte medieval y del Renacimiento, sobre todo de maestros de Flandes y españoles. Además destacan esculturas como la maravillosa "Virgen de la Expectación", (hacia 1530) de Diego de Siloe, un retablo del mayor escultor de Toledo, Alonso de Berruguete (hacia 1540) y pinturas de los Siglos XVI y XVII (p. ej. del pintor barroco Ribera y del pintor toledano Correa de Vivar, de la época renacentista) y lamentablemente vienen pocos turistas a visitar este Museo exquisito.

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Tan solo el edificio vale una visita. Se trata de un antiguo hospital, parte de un convento construido en el Siglo de Oro de Toledo por el arquitecto de los Reyes Católicos, Enrique Egas (la fachada espectacular de estilo plateresco, 1514) y por el arquitecto del emperador Carlos V., Alonso de Covarrubias (Patio renacentista, hacia 1530).

7. Iglesia barroca de San Ildefonso, 17.30 y a los 43° después de una subida terrible. ¡Cerrada! ¡Estoy muy enfadado! Ya me pasó seis veces que quería visitar esa iglesia con su fachada imponente de dos torres y siempre la encontraba cerrada. Otra vez, todo en vano. Bueno, a la séptima...

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8. Iglesia mudéjar de Santiago del Arrabal. A las 18.30 y a los 42° grados. Me encuentro delante de la iglesia más antigua de Toledo y también aquí ya había estado seis veces en vano delante de puertas cerradas. También ahora mismo tengo poca esperanza, dando la vuelta alrededor del templo, que hoy alguna puerta se me abra. La parte más antigua del templo es la torre. Algunos mantienen que se trata de un antiguo alminar (entonces debería datar de antes del 1085). Resulta más probable que fue erigida después de la conquista cristiana hacia 1150 . La iglesia fue construida entre 1230 y 1260 y por fuera parece más mezquita que templo cristiano, con sus portales de arcos de herradura y sus ventanas en forma de estrellas árabes. Y la puerta lateral - ¡está abierta por primera vez!

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Lentamente, como en un trance, entro en un imperio del silencio. Santiago del Arrabal es un espacio sacro de austeridad impresionante. Si no fuera por el retablo mayor y un par de cruces en las paredes, esa iglesia se podría tomar también por mezquita. En su interior se repiten los arcos de herradura como elementos decorativos en los muros. Reina un silencio místico. Sólo un par de abuelitas están murmurando las oraciones del rosario. Lejos de los "asaltos" de turistas , en este templo de 800 años domina una atmósfera de meditación. Apenas me atrevo a andar y tomar fotos. El retablo mayor renacentista sólo está parcialmente dorado y no disminuye la armonía del templo mudéjar. Me siento en la penumbra y olvido el tiempo. Las campanas me despiertan y me acuerdan de que ya casi son las 8 de la tarde.

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Ahora tengo que darme prisa para llegar a tiempo a la estación. Hay dos trenes más tarde para Madrid, pero ya estaban completos esta mañana. Si no hiciera 42° grados, podría ir a pie a la estación (unos 2 kilómetros). Pero no estoy seguro de encontrar el camino desde la Puerta de Bisagra y me queda muy poco tiempo.

No veo ningún taxi. Decido caminar los 300 metros para tomar la escalera automática que lleva a la Plaza Zocodover, donde siempre suele haber taxis. La famosa escalera automática, escondida detrás de una "cortina arquitectónica" para no irritar el panorama medieval de Toledo, declarada por la UNESCO ciudad patrimonio universal, fue construida para llevar a los turistas desde el parking de los autobuses al centro del casco antiguo arriba. Pero no se trata de una sola escalera, sino de cinco o seis. Me parece que esté tardando una eternidad para llegar arriba. Empiezo a ponerme nervioso durante la subida porque esta vez no tenía planificado una pernoctación en Toledo y debido al Corpus todos los hoteles estarán completos. Finalmente llego a la plaza, ya no tengo ni tiempo ni miradas para contemplar la belleza de la ciudad, el sudor me está quemando en los ojos y apenas veo nada. Además, sólo me quedan unos 20 minutos hasta la salida del tren para Madrid.

Me dejo caer en el asiento del primer taxi y llego tres minutos antes de la salida. Saco el jersey de cuello alto para el tren "frigorífico". Y para mi próxima visita tengo tres deseos: voy a pernoctar en Toledo, finalmente voy a entrar en San Ildefonso y voy a tomar fotos dentro de la Catedral - incluso si por ello me llevarán a la cárcel...

Texto + Fotos: Berthold Volberg

Recomendaciones y enlaces:
Iglesia de San Román/ Museo de Arte visigodo: turismocastillalamancha.es/patrimonio/museo-de-los-concilios-y-de-la-cultura-visigoda-3761/descripcion/

Sinagoga del Tránsito: museosefardi.mcu.es

Museo del Greco: museodelgreco.mcu.es

Museo de Santa Cruz: www.patrimoniohistoricoclm.es/museo-de-santa-cruz/

Mazapán: la tarta de mazapán la ofrecen en los Cafés de la Calle Santo Tomé, el mejor mazapán se compra en la Confitería Santo Tomé (Calle Santo Tomé N° 3; lo mejor son los bombones de mazapán con piñones): mazapan.com

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