caiman.de 06/2007
[art_2] España: La construcción de una pesadilla
Érase una vez una ciudad muy antigua, muy orgullosa y vanidosa que se miraba cada día en el espejo de su río Guadalquivir preguntándo "¿quién es la más bella?" Y la respuesta siempre era la misma: "Soy yo, claro que sí."Y con razón, porque miles de poetas, escritores y compositores de música han dado la misma respuesta desde tiempos remotos.
Arquitectos geniales como Ahmad Ibn Baso, Hernán Ruiz II., Leonardo de Figueroa o Aníbal González Osorio realizaron sus planes ambiciosos, convirtiendo la capital de Andalucía en un escapárate de la arquitectura europea. Hasta finales del Siglo XX, Sevilla ha tenido el casco antiguo de mayor extensión de toda Europa e incluso la Expo `92 significaba una feliz coincidencia, porque se restauraban tantos monumentos que habían estado en deterioro dramático. Además, la modernización traída por la Expo respetaba el centro histórico, los edificios futuristas están en el recinto de La Cartuja y no dominan ninguna plaza "intramuros". Todo iba bien, hasta que viniera al poder y entró en el escenario el gobierno municipal de peor gusto que jamás ha gobernado nuestra bella ciudad: la administración del Alcalde Monteseirín. (Para contrariar cada sospecha: claro que no soy del PP, esa pandilla deplorable, dominada por retro-fascistas del Opus no es ninguna alternativa...) También es claro que la Plaza de la Encarnación necesitaba urgentemente convertirse de nuevo en un espacio público, en una plaza de verdad, ya que durante décadas había sido un espacio sin función, vacío y esperando su renacimiento. Pero la decisión en favor del proyecto del arquitecto berlinés Jürgen Mayer está marcada por una falta total de sensibilidad urbanística y respeto por el patrimonio de Sevilla.
Parece que cada década siguen destruyendo un trozo más de ese mosaico, hasta que al final sólo queden los dos monumentos magnos rodeados de hormigón y grandes almacenes estilo "Corte Inglés" (qué lástima que no se haya quemado del todo...), con los que había comenzado la lenta pero contínua destrucción del paisaje urbanístico del casco antiguo. Pero ahora, con la realización de las "setas"desproporcionadas que llegarán a tener una altura de más de 30 metros, superando la magnífica Iglesia renacentista de la Anunciación, la contaminación visual que de esta manera rompe la armonía arquitectónica de Sevilla, ha llegado a dimensiones dramáticas.
Pero ahora, con la realización de las "setas"desproporcionadas que llegarán a tener una altura de más de 30 metros, superando la magnífica Iglesia renacentista de la Anunciación, la contaminación visual que de esta manera rompe la armonía arquitectónica de Sevilla, ha llegado a dimensiones dramáticas. Un cartel que muestra un modelo de la obra lleva el lema eufemístico "Sevilla - la construcción de un sueño". Sería más adecuado llamarlo todo: "Sevilla - la construcción de una pesadilla."
Pero el Ayuntamiento de Sevilla ha optado por una pseudo-modernidad más bien infantil tipo Disneylandia - en el sitio menos adecuado: la plaza más céntrica de Sevilla. Así destruirá de un puñetazo brutal el panorama del centro hispalense. Cabe preguntarse por qué no han construído el proyecto de las setas al lado del recinto de la Expo `92, donde no habría destruído el ambiente de todo un barrio, o en las Tres Mil Viviendas, donde nunca hacen nada y allí esa construcción podría haber dado más vida a un barrio marginado... Cabe preguntarse por qué los responsables de la Junta de Andalucía (sección patrimonio), de la UNESCO e Icomos no hicieron su trabajo, protestando e impidiendo esa contaminación visual, ese ataque contra el centro histórico, por vías jurídicas. Y cabe preguntarse si el Sr. Monteseirín o algún otro responsable del Ayuntamiento tiene acciones de la empresa Sacyr que está construyendo tantas obras por toda Sevilla - y casi todos de un estilo espantoso y no exactamente neobarroco...
Pero si queremos impedir el despedazamiento interminable del corazón de nuestra ciudad por especulación (¿y corrupción?), tendrémos que expresar nuestra voluntad de proteger el patrimonio que las autoridades no saben proteger más decididamente y más masivamente. Parece una tarea ciudadana urgente, ya que en menos de una década, el gobierno del Sr. Monteseirín ha logrado destruir para siempre el único paisaje urbanístico de Sevilla. Las setas sólo son el ejemplo más monstruoso, pero hay muchos crímenes estéticos más: la gasolinera en un punto emblemático del Paseo de Colón, las catenarias del metrocentro delante de la catedral (¡como si no hubiera ya técnicas avanzadas que funcionan sin ellas!), el horrible cubo del restaurante en la orilla de Triana frente a la Torre del Oro (¿quién ha firmado una licencia para ese escándalo?), el diseño también estilo Disneylandia de las farolas y bancos en las Plazas del Pan y Pescadería (¿se puede imaginar tal ruptura de estilos y de tan mal gusto al lado de una iglesia barroca emblemática en Venecia o Florencia?) - y ya me da miedo preguntarme qué estilo arquitectónico tendrá el nuevo polideportivo al lado de la cúpula imponente de San Luis, si es que tendrá algún estilo...
Texto + Fotos: Berthold Volberg |