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España: La Bella Inacabada- una visita en la Catedral de Plasencia (Extremadura)
Durante las últimas décadas, la Extremadura, aquella región en el extremo oeste de España en la frontera de Portugal, se ha convertido de un rincón olvidado de Europa a un destino turístico cada vez más frecuentado por visitantes que buscan lo auténtico, lejos de los lugares de turismo en masas. Muchos adoradores de España, del país más bello de Europa, los que ya conocen sus costas del Mediterráneo y del Atlántico y las montañas de Asturias, los bosques de Galicia y el Camino de Santiago, al final también llegan aquí, para explorar la Extremadura, una de las regiones más solitarias de Europa. La mayoría suele visitar las atracciones más famosas de las provincias de Badajoz y Cáceres: p. ej. entran en el teatro romano de Mérida, piden un menú de cuatro platos en la Plaza Mayor de Cáceres o Trujillo, hacen una excursión para observar buitres en el Parque Nacional de Monfragüe o contemplan las pinturas magníficas del gran Zurbarán en el Monasterio de Guadalupe.
Hay una ciudad pequeña en la Extremadura la que visitan pocos turistas extranjeros: Plasencia. La ciudad fue fundada de nuevo después de la conquista cristiana en 1196 y hoy tiene unos 40.000 habitantes. Situada en el Valle del Río Jerte no sólo vale una visita durante la flor de los cerezos (es la región que más cerezos tiene en España). Es que en Plasencia hay una atracción bastante singular para sorprender a los visitantes: una "media Catedral doble". Poco después de la reconquista empezaron a construir la Catedral Vieja, terminando su cúpula de forma piramidal (cimborrio) hacia 1270. Similar a las cúpulas de las catedrales románicas de Salamanca y Zamora muestra claras influencias de arquitectura islámica. Esa Catedral vieja tiene unas dimensiones bien modestas, y su pequeña torre apenas se asoma por encima del conjunto. La parte más bella y espectacular de la Catedral vieja es su claustro románico-gótico del temprano Siglo XIV, diseñado por el arquitecto árabe Asyote. Se caracteriza por arcos elegantes, monstruos exquisitos en los capiteles de las columnas y por una fuente de estilo plateresco añadido dos siglos más tarde (S. XV) en su centro.
En la época de un auge arquitectónico sin precedentes que dominó en España en las décadas después del descubrimiento de América de 1492, al lado del templo antiguo planificaron una nueva construcción gigantesca como Catedral nueva. Por lo menos la mitad de los conquistadores de América era precedente de la Extremadura y algunos de hecho volvieron luego como millonarios. Entonces no sólo empezaron a construir palacios suntuosos como el clan de los Pizarro en Trujillo, sino (quizás también instigados por su mala conciencia) de la misma manera mandaron edificar templos de grandes dimensiones y decoración generosa en sus ciudades y pueblos. La Catedral nueva de Plasencia es sin duda el ejemplo más llamativo de un proyecto megalómano y al final fracasado en aquel Siglo de Oro. Mientras que la inmensa y más grande Catedral de Sevilla ya la empezaron en 1401 y la terminaron casi antes del descubrimiento de América (al menos en sus partes más características, las siete naves góticas), la nueva construcción de Plasencia se decidió a finales del Siglo XV y empezaron a realizar los planes durante el Siglo XVI. Durante un par de décadas, entre 1520 y 1560, debían haber tenido a la disposición una cantidad increíble de dinero. Para hacer verdad esa visión arquitectónica de la nueva Catedral de Plasencia no sólo contrataron a un arquitecto-estrella de aquella época, sino a todos los maestros de fama y renombre del Siglo de Oro español a la vez: Francisco de Colonia, arquitecto de la grandiosa Catedral de Burgos, Enrique de Egas, arquitecto favorito de los Reyes Católicos, Gil de Hontañón, en aquel entonces arquitecto de la Catedral de Sevilla, Diego de Siloe, arquitecto de la Catedral de Granada, asicomo Juan de Álava, viniendo de Salamanca - de todos los lugares de grandes obras del imperio llamaron a los mejores arquitectos para reunirlos aquí en esa provincia apartada para realizar una nueva construcción, que habría haber batido todos los récords.
Pero al final no lo consiguieron, porque las fuentes de recursos se agotaron tan de repente como habían sido descubiertos y sólo llegaron a terminar todo el coro de la Catedral Nueva, planificada mucho más grande de lo que se podía realizar. Sin embargo, ese coro es tan grande como un templo entero y si hubieran concluido la nave central de la Catedral como estaba planificada, hoy día la Catedral de la pequeña ciudad de Plasencia estaría entre los cinco templos más grandes del mundo. Pero como notaban que su proyecto era inalcanzable debido a la falta de recursos y otras razones, a finales del Siglo XVI cerraron el espacio del templo con un muro, para poder utilizarlo como Catedral, aunque sea inacabada. Así que la grandiosa Catedral renacentista de Plasencia se presenta como un torso que sólo consiste de un inmenso coro añadido al templo pequeño de la Catedral vieja. Pero cabe destacar que todo lo que fue terminado hasta finales del Siglo XVI, sea la fachada plateresca o su decoración interior, es de una calidad sublime. La escalera renacentista de Gil de Hontañón, las bóvedas de filigrana en forma de estrellas gigantes de Francisco de Colonia, la magnífica fachada plateresca, en su mayor parte obra de Diego de Siloe, con sus relieves y medallones (p. ej. San Pedro con la llave del Cielo) y monstruos y seres fabulosos exquisitos y llenos de fantasía.
Con un último esfuerzo inmenso - y con las fuentes de recursos ya casi agotadas y el interior cerrado por un simple muro - crearon y completaron de 1623 hasta 1626 el Retablo mayor monumental, obra cumbre del escultor barroco Gregorio Fernández. Este retablo con sus 23 metros de altura y 16 metros de anchura pertenece a los más grandes del mundo y en Europa solamente lo superan los retablos mayores de las tres Mega-Catedrales de Sevilla (28 x 20 metros), Toledo y Burgos. Las pinturas entre las esculturas de Gregorio Fernández son obras del pintor barroco de origen italiano Francisco Rizzi. Aparte del espectacular retablo, también la sillería del coro esculpido por el escultor Rodrigo el Alemán en su mayor parte y el magnífico portal plateresco de la Sacristía con sus seres fabulosos impresionan a todos los que entran. Y cada visitante queda fascinado por el caudal barroco de esculturas que apoyan al órgano y haciendo visajes que dan miedo parecen precipitarse en cualquier momento a los contempladores que miran hacia arriba.
Plasencia es una ciudad bonita en el idílico Valle del Río Jerte y un punto de partida ideal para excursiones al Parque Natural de Monfragüe y a la Sierra de Gredos (ambos destinos se encuentran a unos 30 kilómetros de la ciudad). Pero la razón principal para venir aquí sigue siendo la Bella inacabada: el torso triunfal de su Catedral colosal, aunque inacabada.
Texto + Fotos: Berthold Volberg
Recomendaciones y enlaces:
Alojamiento en Plasencia: El Parador de Plasencia
Hotel de 4 estrellas en el edificio inmenso de un convento renacentista del Silgo XV. que parcialmente se presenta con decoración original (pinturas renacentistas y barrocas, relieves, etc.), Dirección: Plaza San Vicente Ferrer, 10600 Plasencia, Tel. +34 927425870, email:
plasencia@parador.es
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Gastronomía en Plasencia: en Plaza Mayor hay muchos bares, especialmente recomendable: Bar/Restaurante "Español", Plaza Mayor 35, con terraza, ofrece especialidades de la región, sobre todo platos del cerdo ibérico (Secreto Ibérico) y muy buena selección de vinos (de Almendralejo, pero también buenos Riojas, uno de los mejores, Baigorri, también lo sirven en botellas pequeñas).
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