ed 03/2017 : caiman.de

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[art_2] España: Un trozito de España en la Ciudad Eterna
San Pietro en Montorio en Roma
 
España es grande, el tercer país más grande de Europa. Incluso hay territorios que pertenecen a España sin estar situados en España. Y no me refiero ahora a las ciudades españolas en Marruecos, Ceuta y Melilla (las que pertenecen medio milenio a España, no menos que Granada) o las Islas Canarias, sino a un trozito de tierra tan diminuto como noble de España, y del que casi nadie sabe que bien mirado forma de cierto modo también parte de España. Se encuentra en una colina con unas vistas espectaculares en la ciudad más magnífica del mundo: Roma. Se trata del recinto de la Real Academia de España en el Janícolo, una de las siete colinas de Roma. Aquí no sólo están las oficinas, salas y patio de la Academia de España, sino también dos iglesias con el mismo nombre, de las que la primera es la de un convento de franciscanos españoles, y a la segunda se considera el templo de estilo renacentista más puro: San Pietro en Montorio.

Como ya dice el nombre, la veneración del Apóstol San Pedro, según la interpretación de la Iglesia Católica el primer Papa, fue el origen de un santuario cristiano en la colina del Janícolo desde el siglo VIII. Según una leyenda cristiana San Pedro fue crucificado aquí en el primer siglo, convirtiéndose en uno de los mártires más importantes de la Iglesia Católica. Por ello, desde el siglo VIII (o incluso más temprano) existió un templo en el Janículo consagrado al Apóstol San Pedro. Pero no se sabe con certeza si el primer "Vicario de Cristo" realmente fue ejecutado aquí. Como se sabe hay otro lugar bien famoso que reclama esa honra para sí: el terreno donde se encuentra hoy la Catedral de San Pedro, cuya cripta alberga el sarcófago del Apóstol.

La razón para la construcción de la iglesia, un emblemático edificio renacentista, que corona actualmente el Janículo, era profana y muy humana: el anhelado nacimiento de un bebé. En los años 70 del siglo XV los Reyes Católicos de España, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, se pusieron nerviosos porque durante una década desde su boda en 1569 no lograban tener un heredero masculino para su trono. Motivados por el temor de que la nueva potencia principal de Europa se quedara sin heredero del trono, hicieron solemnemente el voto de pagar la construcción de una iglesia aquí en Roma, cuando finalmente les fuera concedido un heredero. En el año 1478, nueve años después de su boda, nació su primer hijo Juan y en 1480, con una demora (Dios ya empezó a mostrar impaciencia), Fernando de Aragón donó una gran cantidad de dinero y mandó construir un templo y un convento en el Janícolo. El territorio en esa colina ya lo había regalado el Papa Sixtus IV. a un grupo de franciscanos españoles. Y el Rey Fernando se sentía como en casa en Italia, ya que desde 1282 Sicilia y luego también Nápoles pertenecieron al Reino de Aragón (en el Sur de Italia Reyes españoles ocuparon el trono hasta 1713).

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A finales del siglo XV parecía como si el transcurso de la historia mundial quisiera recompensar a los Reyes Católicos por la construcción generosa del templo en Roma, porque en enero del año 1492 Fernando e Isabel consiguieron conquistar el Reino de Granada y en octubre del mismo año Colón les entregó el primer oro del Nuevo Mundo América. A continuación, la ampliación y decoración de la Iglesia de España en el Janícolo durante los décadas después de ese doble triunfo se realizó de manera aún más suntuosa. Un modesto templo conventual se convirtió en un monumento representativo del poder de los Reyes españoles en el corazón de Roma, el que iba a simbolizar la grandeza de la potencia mundial de España de manera impresionante mediante el arte y la arquitectura. Ese objetivo sí fue logrado, porque el esplendor del arte en San Pietro en Montorio sigue sorprendiendo y se ha conservado - mucho mejor que la posición de potencia mundial de España.

La fachada principal del templo del convento se presenta monumental, pero más bien austera. Encima del portal se encuentran el escudo de los Reyes Católicos y una granada - símbolo de la reconquista de Granada. También el nieto de Fernando e Isabel, el Emperador habsburgo Carlos V., contribuyó con dinero para completar la rica decoración.

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El cuadro más famoso de la decoración original de San Pietro en Montorio, la "Transfiguración de Cristo", de Raffael, hoy día se encuentra en los Museos del Vaticano. Sin embargo, en las diez capillas laterales del templo hay muchas obras de arte sacro de primera categoría. En la Capella Borgherini todo lo dominan las pinturas magníficas al fresco del pintor renacentista Sebastiano del Piombo, especialmente lograda y muchas veces copiada es su escena dramática de la "Flagelación de Cristo" (concluida en 1524). Aquí aparece Cristo con un cuerpo de héroe griego, atado a una columna y entregado a sus torturadores romanos. También la decoración de las otras capillas la encargaron a artistas famosos: a los pintores Pomarancio y Baldassare Peruzzi (Capella di San Girolamo), al pintor y maestro renacentista Giorgio Vasari y al escultor Ammanati (Capella del Monte), así como un siglo más tarde al pintor barroco Michelangelo Cerruti y al escultor barroco Francesco Baratta (Capella di Sant Antonio).

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Pero incluso las obras de arte menos famosas en ese templo renacentista erigida para conmemorar el nacimiento del príncipe Juan (el que luego murió ya de niño mucho antes que sus padres) son de calidad extraordinaria. Hay que mencionar aquí los monumentos funerarios creados para los hermanos Raimondi en la capilla del mismo nombre, esculpidos por los escultores Niccolo Sale y Andrea Bolgi. Un busto de mármol encima del sarcófago muestra al Marqués de Raimondi como príncipe culto y hombre de letras, leyendo ensimismado un libro. Una representación exquisita y muy especial. Lo mismo se puede decir de las dos cabezas de angelitos debajo de un fresco que muestra la coronación de la Virgen en la Capella di San Girolamo.

Pero a pesar de tantas obras de arte espectaculares, la mayoría de los visitantes suele atravesar rápidamente por ese templo y apenas contemplan las pinturas y relieves que alberga. Es que la atracción principal del conjunto de San Pietro de Montorio en Roma espera en el patio. Los Reyes Católicos habían encargado al arquitecto más celebre de aquella época en Roma, a Donato Bramante (1444 - 1514) la creación de una obra muy especial.

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Bramante fue quien también elaboró el primer plano para la nueva construcción de la Basilica de San Pedro, más tarde remplazado por el nuevo modelo creado por Miguel Ángel. La contribución de Bramante al conjunto del convento español en Roma es más bien diminuta, pero tiene un efecto increíble y marcaba nuevos rumbos. Su templo circular erigido entre 1502 y 1510 en el patio del convento tiene un diámetro de sólo cuatro metros y medio! Bien contemplado ese templito que se encuentra en el lugar donde según la leyenda aconteció la crucificación del Apóstel San Pedro, parece un edificio en miniatura. Hoy esa obra maestra de Bramante está considerada (aparte de la Iglesia de San Biagio cerca de Montepulciano) como el edificio sacro más perfecto y representativo del Renacimiento, ya que presenta como pocos los ideales de aquella época tan decisiva para Europa: vuelta a la armonía de templos antiguos grecorromanos (anillo de columnas), simetría de líneas claras y formas racionales, especialmente en la creación de la diminuta cúpula y con respecto a la decoración relieves y estatuas que se orientan en modelos y esquemas de la Antigüedad grecorromana: a los cuatro Evangelistas, Bramante los presenta como estatuas musculosas de dioses griegos.

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Bramante rompe con el modelo tradicional de una iglesia como una Basilica de tres naves y presenta el modelo revolucionario de un templo que sólo consiste de una cúpula. En realidad, ese templito elegante de San Pietro en Montorio es más un modelo académico e idea arquitectónica realizada que una iglesia para el culto. Es que la obra emblemática de Bramante no fue construida para celebrar misas y cultos religiosos - es demasiado diminuto para poder cumplir ese fin, ya que sólo ofrece sitio para un sacerdote y quizás media docena de monaguillos. Tampoco puede recibir las masas de peregrinos que van a visitar el lugar del martirio de San Pedro. No, la creación de Bramante en la cumbre del Janícolo es un modelo en miniatura, una joya que más bien invita a la contemplación de sí mismo y apenas sirve para funcionar como iglesia para el culto. Es la manifestación de la idea de una nueva Iglesia - redonda, con mucha luz, coronada por un cielo estrellado y de perfecta armonía. Así que en el oeste del casco antiguo de Roma, financiado por las donaciones de los Reyes españoles y realizados por los mejores artistas del Renacimiento han conseguido crear un hito arquitectónico, el que hoy ya no sirve como glorificación del Imperio español, sino representa un símbolo intemporal, siempre moderno de la arquitectura mundial.

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Se recomiende a todos los que suben esa colina de Roma para disfrutar de las vistas de la ciudad eterna al lado de la bandera de España, que vayan a visitar ese trozito espectacular de España en Roma y a dedicar atención especial al mini-templo de Bramante y su perfección intemporal.

Texto + Fotos (1 - 9): Berthold Volberg
Fotos (10 - 14): Vicente Camarasa

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