ed 03/2008 : caiman.de

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[art_4] Colombia: El Carnaval siempre
Encuentros y miradas espontáneas

El carnaval siempre comunica el estado de la vida, tanto en forma colectiva como individual. Fiesta de adiciones implícitas; en la que a través de la lúdica se mezclan lecturas sobre posturas religiosas, las manifestaciones del arte propias fusionadas con foráneas maneras, algunas de buen recibo y otras impuestas; todo a la vez y entretejido con fuertes críticas continua a las formas de gobierno y a las inquietudes de la ciencia.



Los investigadores no pueden precisar cuando comenzó históricamente el carnaval; se hacen aproximaciones. La dificultad radica en que la conceptualización no puede disociarse de la práctica misma de la fiesta; en sus origenes palabra y praxis, parecen compartir la misma naturaleza: ambas existen, es arbitraría su presencia y anónimos son sus autores. Tanto el carnaval como el signo lingüístico son, teniendo en cuenta sus proporciones y aportes, unidades dinámicas con registros similares e inseparables a las historias personales y grupales.

El carnaval se erige como un elemento comunicativo bochornoso
A través de las épocas, el carnaval se ha encontrado con todo tipo de censores, en unas ocasiones para imponer recortes, otras veces para suspenderlo. Hay tiempos para quienes lideran la política y la religión con poca tolerancia, entonces el carnaval se erige como un elemento comunicativo bochornoso. Como todo y todos, estos períodos y sus grupos de poder pasan, los tiempos se vuelven propicios y resurge el carnaval, el mismo carnaval aunque distinto, ha tomado las vivencias de la reprimenda, de esta manera, su estructura renace ajustandose al nuevo contexto.

Los distintos grupos sociales, se toman las calles, todos se reconocen desde la risa, el juego y el baile. La música y el vestuario se torna en otros lenguajes impactantes, al son de instrumentos vernáculos el color y el movimiento se tornan significativos. Casi siempre, entre las jovencitas hay una reina, quien guía el carnaval, desde su apertura hasta el cierre. Las distintas actividades del jolgorio advierten a las personas de la región como a los extranjeros, que allí se está para gozar, para acompañarse y encontrarse: así, en pareja, en familia, en grupos se planea ir para pasar unas vacaciones, para celebrar asuntos ajustados a la interacción de sus vidas.

Memoria viva y vivida
El carnaval permanece activo en el imaginario, la tradición se mezcla, los recuentos orales lo saludan, la pintura opina, la cinta documental lo considera, los escritos sociales lo legitiman y lo juzgan, la escuela va él y éste a ella, la ley nacional e internacional lo reconoce.

El carnaval es memoria viva y vivida, y como tal, aunque se de en un tiempo preestablecido, aunque participe del cronograma oficial, desborda su instante, trasciende su locación y perdura en su propia finitud. Asi el carnaval se transforma en hito, demarca el tiempo y la vida con un antes y un después. El antes se traduce en una preparacion para, mientras que el después en remembranza y esperanza de recuperar lo vivido en la fiesta; mi vida cambiará cuando me sienta, como en el carnaval. Entonces, el acto del carnaval reafirma la tradición, reúne a las personas con los ancestros, el pasado se hereda para pactarlo con el presente con visión de horizonte próximo.

Por lo mismo, se establece empresa de carnaval, empresa de vida para el pueblo, pero también comercial para la autoridad local, otras compañías turísticas y hoteleras, el comercio y la industria desarrollan abundantes contenidos de carnaval.

En cada terruño donde se ofrece el carnaval, se abraza por todos el espíritu del festejo aunque no se esté directamente vinculado a éste, los medios de comunicación mantienen la información sobre los distintos eventos, otros protocolos y compromisos locales se suspenden mientras dure el carnaval, no falta mucho para que se declare día cívico a cada jornada de regocijo, por lo mismo, éste suceso hace la vida colectiva diferente, es la vida misma la que se carnavaliza, el carnaval se transforma en un fenomeno total y totalizador, nada ni nadie escapa a su influencia..


Colombia carnevalizada
En Colombia, se cuenta con varias fiestas populares, pero son dos las conocidas internacionalmente: El carnaval de Barranquilla y "El de Negros y Blancos" en la ciudad de Pasto. Barranquilla, es la capital del Departamento del Atlántico, sobre el Océano que lleva el mismo nombre del departamento mencionado, allí se dio el mestizaje entre indígenas de la región, negros africanos y Españoles durante la colonia. Así, los bailes, las comparsas, los disfraces, la música, los instrumentos, son producto de éstas fusiones. Como todo carnaval, su origen se remonta a la necesidad de un relajo antes de ingresar al tiempo de recogimiento cuaresmal, el festejo se extiende desde el sábado hasta el martes anterior al miércoles de ceniza, porque si se va a entrar a un gran recogimiento, es necesario estar alegre los días previos a éste miércoles. El carnaval comienza el sábado con la Batalla de las Flores, es un imponente desfile de carrozas, encabezado por la reina del carnaval, luego, se observan grupos folclóricos, comparsas, cumbiambas, mientras, en otro lugar de la ciudad se lleva a cabo el desfile del rey Momo.

El domingo de carnaval se representa la Gran Parada, en ésta no hay desfile de carrozas, solo cumbiambas, comparsas y conjuntos folclóricos. Desde la tarde del lune  hasta la madrugada del martes, se realiza el Festival de Orquestas, los ganadores de cada categoría reciben el premio "Congo de Oro"; también, el martes se celebra en la Vía cuarenta de la ciudad la Gran Parada de la Fantasía, para el cierre del evento, se cumple con la actividad "el entierro de Joselito Carnaval", simbolizando la terminación de la festividad.

Disfraces y tradiciones típicas
Son más las festividades, disfraces e indumentaria propia del carnaval, es significativo el disfraz de la Marimonda, disfraz típico del carnaval, se originó porque un barranquillero escaso de dinero para comprar un disfraz se le ocurrió elaborar uno, con un saco y pantalón viejo, puestos al revés, usando como careta un costal de harina al que le abrió tres agujeros para burlarse del resto de los vecinos; actualmente, a la careta se le agregó una nariz muy larga semejante al miembro viril y unas orejas análogos a la de los elefantes, de vestido que se lleva conta de pantalón, camisa, chaleco y corbata, va acompañado de un pito de caucho, llamado "pea pea" con su sonido destemplado expresión de alegría de los disfrazados.

Las circunstancias socio-económicas y políticas que vive el país se decantan con sus dinámicas internas y los hechos externos, los carnavales no atenúan esos sucesos, éstos, tampoco, impiden la realización de los mismos, por el contrario, los promueven; desde los actos lúdicos se caricaturiza la realidad local y nacional, mostrando la gente cierto goce y satisfacción estética en su participación activa.

Entonces, en Colombia se promueve el turismo, haciendo más amplia las ofertas de conocerla, las expresiones de vida en los carnavales informan al visitante sobre varias visiones culturales e idiosincrasia de las regiones nacionales.

Texto: Flor Niño Fernández
Fotos: Agnes Enzinger + Robert Zängerle

Éste artículo se encuentra publicado en matices, la revista, que coopera con caimán.

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