[art_2] Portugal: Évora – Ciudad-Museo en el Alentejo
Un paseo con diez Monumentos

Después de pasar por una galería de viejas casas blancas al subir por la „Calle del Niño Jesús“ (Rua do Menino Jesus), mi amiga Amparo y yo no llegamos – como lo esperábamos – a una iglesia o a la catedral, sino nos encontramos ante un edificio que aquí en el lugar más alto de  Évora, la bella capital del Alentejo, provoca una auténtica sorpresa. Sin hablar, quedamos admirando la ruina más bonita que los romanos dejaron en  Portugal: el llamado Templo de Diana (1) del Primer Siglo d. C., el que en realidad, según un análisis reciente, fue consagrado como Templo de Júpiter. Se eleva en un pedestal de granito, conservando todavía  14 columnas corínticas, símbolos esbeltos de la eternidad del arte.

Esta bella ruina romana es el más antiguo de los monumentos casi innumerables de la ciudad-museo por la que caminamos. Évora ofrece a sus visitantes (acerca de un millón al año) atracciones arquitectónicas de cada época del arte europeo y su casco antiguo, rodeado de murallas medievales, fue declarado por la UNESCO como patrimonio universal de la humanidad en noviembre de 1986.

No importa si ese pequeño templo antiguo se consagró para el culto de  Diana, diosa de la caza, o de Jupiter , máximo Dios romano, lo que es cierto: se trata de una de las ruinas más elegantestes de Europa y bien conservada después de 2000 años. Durante ese largo período de tiempo, este templo tuvo que soportar el abuso como matadero en la Edad Media.

Évora ya fue conquistada por los romanos en Siglo II a.C. quienes la llamaron „Liberalitas Julia“ , otorgando derecho municipal romano a la ciudad. Parecida a Toledo, el corazón de España,  Évora ya había sido un municipio importante antes de la conquista romana. Pero la tesis aventurera de algunos historiadores locales, demasiadamente patrióticos, que su ciudad ya se había fundado acerca de 1770 a. C., pertenece definitivamente al reino de la fantasía. Lo más probable será datar la fundación de Évora en el Siglo VII a. C. por los celtas. Durante la época romana, fue ya un centro importante de la Provincia Lusitania, pero a la sombra de la radiante metrópoli Emerita Augusta (Mérida).

En el año 714, Évora fue conquistada por los árabes, pero en comparación con otras ciudades del Sur de la Península Ibérica, aquí se ha conservado extrañamente poco de las cuatro siglos y medio de arquitectura y arte islámicas. Sólo una parte de las murallas guarda huellas de los almohades.

Después de unas intrigas bien feas, tuvo lugar la Reconquista cristiana en el año 1165, guiada por el  caballero bandido Geraldo Sem Pavor. Éste fue responsable del asesinato del Emir de Évora y su hija, y su conquista de la ciudad no se caracterizaba tan motivada por afán religioso o espíritu cristiano, sino más por codicia personal.

De esa manera, la Yeborah mora se hizo de nuevo católica y poco después, los nuevos dueños iniciaron la construcción de la  catedral, un proyecto que no sólo era una cuestión de fe, sino también de prestigio.

Ahora caminamos por angostas y empinadas callejas de casitas blancas y barrocas alrededor de la catedral, escenarios llenos de silencio y paz donde resulta difícil imaginarse el tumulto de combate que con frecuencia atacó esa ciudad importante durante tiempos medievales.


La maciza y majestuosa Catedral (2) edificada a partir de 1186 y la más grande de Portugal, la comenzaron como templo románico, terminándola  hacia 1340 en estilo gótico. Desde fuera, apenas parece una iglesia, sino más bien una fortaleza militar, construída de oscuro granito.

Las nubarrones que ahora están cubriendo el último trozo de cielo azul la hacen parecer aún más tenebrosa y todo el complejo catedralicio obtiene una atmósfera extraña, como si fueran bastidores para una película de miedo ambientada en la Edad Media.

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En el exterior de la catedral, los únicos elementos realmente bellos son el rosetón filigrano y la interesante cúpula. Al entrar para la visita interior, a la primera vista continúa la impresión de grandeza tenebrosa, pero caminando lentamente por esa larga basílica de tres naves de austeridad románica, un estado de ánimo meditativo se apodera del visitante. Al final, nos espera una sorpresa: entramos maravillados en la capilla barroca que hoy es el coro. Esta capilla es una obra del arquitecto alemán Johann Friedrich Ludwig (quien también trabajó en Mafra) de 1720 y dentro del oscuro „castillo“ románico, irrumpe como una promesa de luz y Cielo. Al lado de la catedral, se puede visitar el Museo de Arte Sacro que muestra obras de arte de la época medieval hasta el Barroco, pero por falta de tiempo decidimos salir, prefiriendo conocer otros monumentos.

Dejando atrás la catedral, caminamos por la  Rua 5 de Outubro a la Plaza Mayor de Évora, la Praça de Giraldo (3) – lleva el nombre del caballero que reconquistó la ciudad bajo circunstancias dudosas. Actualmente, esta plaza es sin duda el foco de la vida social de la capital del Alentejo, ya en la época romana hubo aquí el lugar del foro.

Detrás de arcadas, hay muchos cafés y restaurantes que invitan a visitantes y habitantes tomarse tiempo para descansar y simplemente mirar. La amplia plaza está dominada por la fachada blanca de la Iglesia de Sao Antao de un lado, mientras que al otro lado existe – lamentablemente – un aparcamiento que molesta algo la armonía del escenario.


Pero siempre es un placer quedarse en ese teatro de la vida cotidiana. Así que nos sentamos en el Café Arcada y probamos de las especialidades de la Región del Alentejo: puchero de cordero, embutidos interesantes y dulces de almendra. Mientras que almorzamos, podemos observar  el movimiento por la plaza que se cxaracteriza por la ausencia de estrés. Cuando se pregunta a los portugueses dónde Portugal es más típico, más portugués, muchos contestarán: en Évora, corazón del Alentejo.

Después del almuerzo, un paseo por el parque del palacio (hoy Jardin Público) es muy recomendable. En un rincón del jardín se encuentra el Paço Real de Sao Francisco (4), residencia del Rey Manuel I., pero de momento sólo es posible la visita exterior. Edificado en el estilo típico de la época, llamado según el Rey „manuelino“  y comparable al español Estilo Plateresco, es una mezcla de elementos del Renacimiento, Gótico y Mudéjar. Llama la atención la elegancia arquitectónica de las arcadas de la „Galeria das Damas“.

En este Palacio vivió temporalmente a principios del Siglo XVI el dramaturgo más célebre e importante de Portugal, Gil Vicente (1470 – 1536) y no pocas de sus creaciones se estrenaron en las salas y jardines del Paço Real. Del Siglo XV hasta finales del Siglo XVI duró el „Século de Oro“, de Évora. Durante aquella época, muchos Reyes de Portugal tuvieron aquí su residencia y la corte real atrayó como un imán a muchos artistas famosos. No sólo el poeta Dichter Gil Vicente, también el pintor extremeño Luis de Morales, el „Divino“ y el místico Luis de Granada crearon aquí en el Alentejo algunas de sus obras más importantes.


Enfrente del palacio se erige la iglesia más grande de  Évora después de la catedral, Sao Francisco (5). Consiste de una sola nave muy amplia y fue construída entre 1480 y 1510 en estilo gótico tardío con obvias influencias manuelinas. Este templo grandioso ofrece a sus visitantes no sólo bellas pinturas, p. ej. de Francisco Henriques, sino también la „Capilla de los Huesos“ (Capela dos Ossos): todas las paredes de esta capilla están cubiertas de miles de huesos humanos, formando así un inmenso relicario. Estando en ese extraño y macabro espacio de meditación, cada ser humano, sea creyente o ateo, quedará convencido de la transitoriedad definitiva de su vida terrenal...

Salimos un poquito asustados y nos dirigimos Extramuros, caminando por la  Avenida Dr. Barahona y dejando atrás la puerta y la muralla cerca del Jardin Público, nos acercamos a la Ermida de Sao Bras (6). De lejos, esta pequeña iglesia del Siglo XV (1483) parece un castillo-juguete. También  gótico, pero con detalles mudéjares como almenas y torrecitas cónicas. Situada en una colina delante de las murallas de la ciudad, esa iglesia con aspecto de fortaleza diminuta es una vision de la época de caballeros andantes. Quien llega hasta aquí tendrá unas vistas muy bonitas de Évora, que en cierto modo es el „ Toledo portugués“.

Volvemos ahora, porque todavía nos falta en nuestro paseo de visitas la iglesia más interesante de la ciudad. A pesar de sus reducidas dimensiones, la iglesia del Convento Nossa Senhora da Graça (7) tiene la fachada más espectacular de esa ciudad tan llena de monumentos. El Convento da Graça se construyó entre1512 y 1537 y es el primer edificio del nuevo estilo renacentista en toda la región del Alentejo.


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Delante de la fachada principal se encuentran unas arcadas y el centro está dominado por dos inmensas rosas de piedra de estilo plateresco que enmarcan la vidriera central. La fachada está coronada por un triángulo clásico. A su izquierda y derecha se encuentran en columnas dos parejas de atlantes musculosos y gesticulantes que portan el globo terráqueo que está en llamas. Esas esculturas renacentistas casi „expresionistas“  son verdaderamente singulares.

Cerca del Convento da Graça visitamos una última iglesia en Évora, para darle también su oportunidad al Barroco - después del Románico (catedral), Gótico (S. Francisco) y Renacimiento (Convento da Graça). La bonita Igreja da Misericordia (8), fue edificada de una sola nave a mediados del Siglo XVIII y de apariencia casi austera por fuera. Contrastando con el exterior, el interior del templo es magnífico, inesperadamente pomposo. Hay una bella galería de cuadros barrocos pintados por Xavier de Castro (1737), los que muestran de modo ejemplar acciones de caridad y un retablo mayor ultrabarroco y dorado.

Caminando por la Rua Conde Serra da Tourega nos acercamos ahora al último de los  monumentos de Évora que visitamos Intramuros. Se trata del mayor conjunto de edificios en la ciudad: la Universidad (9) fundada en 1559 por el Cardenal Henriques.


Esa Alma Mater es un  palacio grandioso de la sabiduría, tanto en su aparición arquitectónica como en su importancia histórica. Construída durante la segunda mitad del Siglo XVI en estilo renancentista y más tarde ampliada, ya en estilo barroco, esta universidad estaba bajo influencia jesuítica, llevando el nombre “Universidad del Espíritu Santo”, hasta que el Marqués de Pombal expulsó a los jesuitas en 1759. El Patio barroco de la Sala dos Actos es uno de los majestuosos de Portugal. Después de que el edificio haya tenido otras funciones durante casi dos siglos, desde 1979 ha recuperado finalmente su función original: ser la institución de cultura y educación más importante de toda la región del Alentejo.

Después de ese último momento culminante de nuestra visita en Évora, salimos del casco antiguo y nos dirigimos hacia el norte, siempre con vistas a las murallas. Poco antes de conducir dirección autovía, Évora se despide de nosotros con una auténtica sorpresa: descubrimos el espectacular Acueducto de Sertorio (10).

No es romano, como el nombre indica, sino una construcción renacentista del arquitecto Francisco de Arruda de 1531 y la gente de Évora lo han bautizado „Aqueducto da Agua de Prata“. Echamos una última mirada a las murallas y a los monumentales arcos de granito, antes de despedirnos de la bellísima capital del Alentejo  – no sin decirnos que hay que volver porque muchop queda por descubrir en el corazón de Portugal.

Texto + Fotos: Berthold Volberg

Enlaces:
http://www.rotinveste.pt/useful/rot_7/Monumentos%20do%20Concelho.htm
web muy completa con mapa de Évora, istoria de la ciudad, presentación de los monumentos destacados, includendo fotos, al final también resumen de proyectos actuales del Ayuntamiento de Évora e información acerca otras atracciones de la provincia del Alentejo

http://evunix.uevora.pt/~femi/porttow/
bella página web que emplea imágenes de azulejos como fondo para presentar los monumentos de Évora con bellas fotos y un bereve resumen de la historia de la ciudad (también en inglés)

http://castelosdeportugal.no.sapo.pt/evora.htm
web sobre el Castillo de Évora, con antorchas y un caballero bandido que camina como borracho